Khadija Nouri: «Ser mujer en Marruecos, y en los años 50, es toda una odisea»

Vengo a presentaros la entrevista que he realizado a Khadija Nouri, primera mujer de la historia de Marruecos en licenciarse en Derecho, redactora judicial, y mi abuela. La he traducido al castellano debido a que la hice en francés y árabe. Como ya sabréis, Marruecos se repartió en colonias entre España y Francia en la Conferencia de Algeciras a comienzos del siglo 20. Comentamos una realidad que no mucha gente conoce, aquella que existió bajo el nombre de «protectorado» francés en la zona central de Marruecos desde 1912 a 1956. Espero que os guste.

P: ¿Cómo era la colonización francesa y vuestro día a día como ciudadanos marroquíes?

R: Cualquiera diría que se trató de una colonización pacífica y desinteresada, dado el nombre de «protectorado» que se le atribuye. Sin embargo, y aunque hubo cosas positivas, nuestro día a día era más bien un infierno. Recuerdo ir al instituto, con mi bata blanca (en Marruecos los alumnos llevábamos una bata blanca, en vez de uniforme) y uno de los soldados armados con fusiles, al reconocerme como una de las alumnas, me acompañó hasta la puerta con amenazas. Buscaban intimidarnos todo el tiempo. Teníamos toque de queda a las 7, y no se podía salir bajo ningún concepto. Si salías, te mataban.

P: ¿Cuánto duró exactamente la colonización, en qué momento dejaron de estar presentes?

R: Formalmente, tras el secuestro del rey Mohamed V (ellos usan la palabra exilio, pero fue un secuestro en toda regla) en Madagascar debido a las protestas independentistas, en 1956 volvió al trono y Marruecos se «independizó». Pero estuvieron realmente hasta los años 60. Al entrar yo en la Universidad seguían estando, pero ya no podían ejercer control armado. Fue algo progresivo.

P: ¿Qué recuerdo te marcó mas de esa época?

R: Recordaré siempre una de las situaciones más traumáticas de mi vida. Como dije antes, el toque de queda era a las 7. Mi madre estaba embarazada de mi hermana Aziza, y rompió aguas aquella noche. Yo tenía 14 años y estábamos completamente solas. En mi desesperación por conseguir ayuda, escribí una carta explicando la situación y la pasé bajo la puerta de casa, a sabiendas de que había soldados apostados fuera. Pero no me hicieron caso. Afortunadamente el parto no se complicó y mi madre consiguió dar a luz en casa con mi ayuda.

P: ¿Cómo era estudiar en la Universidad por aquel entonces?

R: En 1958 hice el examen de acceso, sin esperanza alguna de entrar. En la Universidad sólo entraban franceses, judíos, y algún hombre argelino. Nada de marroquíes, y ni muchísimo menos una mujer, era imposible. Teníamos la imagen de estar en casa y nada más. Pero saqué muy buena nota, tanto que conmigo hicieron una excepción.Esa fue una de las cosas positivas. Una de las bases de la cultura francesa fue siempre la educación, así que la Universidad no me costó nada. Al año o dos de entrar yo en la Universidad se proclamó la independencia de Marruecos así que técnicamente ya no corríamos peligro. Tuve una experiencia bastante grata. Los franceses se quedaron un poco más para formar a los primeros jueces y abogados a la francesa, yo entre ellos. Por eso hoy la ley marroquí está inspirada en la francesa. Lo peor en cuanto a sexismo lo pasé trabajando en el Ministerio de Justicia.

P: Cuéntame tu experiencia trabajando en el Ministerio.

R: ¡Uf! Horrible. El acoso era constante. El hecho de que fuese mujer, marroquí y tuviese mi propio despacho mosqueaba a mucha gente. Muchas veces venían sólo a decirme cosas como: «Tú aquí no pintas nada» «Tendrías que estar en casa cuidando a tus hijos y no aquí». La cosa empeoró cuando fui haciendo más oposiciones para ascender a redactora judicial y la gente estaba cada vez más enfadada. La sociedad francesa tiene muy marcada su figura femenina y ser una mujer no blanca trabajadora no encajaba en sus cánones. Ser mujer en Marruecos, y en los años 50, era toda una odisea. Se trataba de acoso racista y sexista a la vez.

P: ¿Cómo te declararon primera mujer en la historia de Marruecos en licenciarse y trabajar para el Ministerio?

R: Dio la casualidad de que cuando salió la lista de admitidos en el Ministerio pasó por delante del tablón un periodista de Le Petit Marocain, un periódico de tirada nacional. Leyó mi nombre, el de una mujer, entre tantos hombres. Me buscó y me pidió una entrevista. Me describió como una joven guapa, morena y delgadita, y aquello me hizo mucha gracia. Después los demás periódicos se hicieron eco de la noticia y me hicieron más entrevistas y reportajes.

P: ¿Qué sentiste entonces?

R: Que todo había merecido la pena. Nunca tuve el derecho, ni el valor de defenderme ante los ataques. Callaba y seguía con mi trabajo. Sabía que lo único que podía pasar si contestaba era algo malo para mí. Supuso mucho sufrimiento, mucho aguante y mucha personalidad. Estaba muy orgullosa.

P: Después de tanto tiempo, ¿Crees que las cosas han cambiado?

R: No creo. Sí que es verdad que ahora Marruecos es un país completamente independiente, pero ha tenido y tiene una sociedad profundamente machista, lo cual se asocia erróneamente con el Islam y la religión y nos da mala imagen de cara a los demás países. Espero de verdad que algún día cambien las cosas.

P: ¿Tuviste alguna compensación, premio o beca por tus logros?

R: Para nada. La única compensación que tuve fue el reconocimiento. De hecho, el rey Mohamed VI, como suele hacer, regaló casas y más cosas a antiguos miembros del Ministerio, pero a mí ni siquiera me dio un diploma. Supongo que el hecho de ser mujer y venirme a España tras mis logros en el Ministerio ya les ha cabreado bastante. (se ríe)

P: Después de tanto, ¿Por qué te viniste a España?

R: Como ya sabes, fue totalmente inesperado. No me planteaba mudarme. Me fui un verano de los 80 a Torremolinos de vacaciones, con el visado turista que me dieron. Y me encantó, y me quedé. Después tu madre se casó y se vino aquí. ¡Y después viniste tú!

Espero que os haya gustado y os haya sido constructiva. Los abuelos son un tesoro.

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Comunicando UA

Ciberperiódico de los alumnos de Publicidad y Relaciones Públicas de la Universidad de Alicante.

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