Jordi Sierra i Fabra: “No hay consejo que valga, sólo creer en uno mismo y pelear cada día de la vida por ese sueño”

Jordi Sierra i Fabra: “No hay consejo que valga, sólo creer en uno mismo y pelear cada día de la vida por ese sueño”

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Autor: Carlos Gómez

Jordi Sierra i Fabra, es un escritor que lleva más de cuarenta años escribiendo innumerables historias en las que destaca una gran variedad de temáticas y registros en su narrativa, además es el octavo autor más leído en los colegios de España. Sacó su primera novela a los 12 años, y a partir de ahí, no ha cesado en escribir. Con más de un centenar de premios y menciones especiales, actualmente es considerado como uno de los mejores escritores de la literatura juvenil.

¿Qué es para usted la escritura? y ¿Cómo y cuándo nació esta pasión por escribir?
Escribir es mi pasión, mi vida, mi todo. No hay nada como sentir lo que siento cuando preparo, investigo y, sobre todo, escribo una novela. Y empezó con 8 años, lo cual prueba que nací para esto, fue innato. Nadie me dijo que lo fuera.

¿Por qué autores se vio influenciado en sus inicios?
Leía libros cutres y horteras que alquilaba por cincuenta céntimos, porque los buenos costaban de alquiler de 3 a 5 pesetas. También leía muchos tebeos (Capitán Trueno, Rip Kirby, Flash Gordon). Luego llegué a Edgar Rice Burroughs (Tarzán), Enid Blyton y, sobre todo, Richmal Crompton (Guillermo Brown). Mi libro de cabecera fue «Las mil y una noches». Ya más adelante llegaron «Moby Dick» y otros. A los clásicos no llegué hasta los 17 o 18 años, Dostoievsky, Steinbeck, Hemingway. Nadie me decía qué leer, así que investigaba por mi cuenta. Por fin aparecieron los dos libros que me cambiaron la vida, «El filo de la navaja» de William Somerset Maughan y «El manantial» de Ayn Rand.

¿Cuál fue su objetivo cuando empezó a escribir su primera novela?
¿Objetivo? Ni idea, pasarlo bien, supongo. Le cogí el gusto y de los 9 a los 12 hice varias de 100 páginas. Luego, a los 12 y pico, emprendí el trabajo de hacer una «obra gorda», y así escribí en dos años «La memorias de un perro». Ahí ya lo tuve claro. Por cierto, todas estas «obras» están expuestas en el museo de mi Fundación de Barcelona.

¿Qué diferencia encuentra entre la literatura del Jordi Sierra i Fabra de los inicios y la actual, tras cuarenta años después?
Simple y pura evolución. Por un lado, si alguien lee mis libros de los 9 o 10 años, ya nota que el estilo estaba ahí: frases cortas, diálogos, puntos y aparte, ritmo. Empecé publicando libros de historia del rock y biografías de cantantes (25 años). Mis primeras novelas eran típicas de un chico tan joven (28 años). Pero gané premios importantes y eso me lanzó. Nunca me he arrepentido de lo que he hecho en el pasado, pero hoy veo lo que hacía a los 40 y sé que escribo mejor, y espero que a los 90 piense lo mismo de lo que hago ahora con 66.

¿Es de los que escribe con música, o le gusta concentrarse con el sonido ambiente que le rodea?
Tengo en mi casa 30.000 discos (ríe), así que, o escribo en absoluto silencio o pongo música a toda leche.

Conocemos como «cueva del escritor» el lugar en el que habitualmente el escritor hace su trabajo. ¿Tiene un lugar específico para escribir o por el contrario le gusta cambiar de aires?
Preparo los guiones previos de mis libros cuando viajo, en aviones, trenes, hoteles, aeropuertos, islas en las que me encierro en enero y mayo/junio a pensar, etc. Escribir, los escribo en una de mis dos casas principales, la de Barcelona en otoño e invierno y la de Vallirana (en medio de un bosque) en primavera y verano, que es cuando no viajo jamás. Los dos procesos son diferentes.

Como lector, ¿qué libros han llegado a marcarle realmente? ¿Es fiel a la literatura de algún escritor en concreto?
Soy muy disperso, por eso también escribo de todo y de todos los géneros. Como he dicho antes, de niño leía libros cutres y horteras, los más baratos, que eran los que podía alquilar de segunda mano. Llegue más tarde a Verne, Salgari o Kipling, con 14 o 15 años. Y a los grandes, Dostoievsky, Hemingway o Steinbeck con17 o 18 años, pero sin que nadie guiara mis pasos. Con 17 o 18 años aparecieron los dos libros que más me impresionaron entonces, «El filo de la navaja», de William Somerset Maughan, y sobre todo «El manantial», de Ayn Rand. Este último marcó mi posición en la vida como artista.

Son muchos los distintos premios que has ganado a lo largo de tu carrera como escritor. ¿Hay alguno al que le tenga un aprecio especial?
He ganado hasta hoy (13 de diciembre de 2013) 36 premios. Ilusión hacen todos, desde el primero (el Villa de Bilbao de Novela de 1975) hasta el más reciente (El Iberoamericano 2013). Lo que pasa es que ahora, por edad, trayectoria o lo que sea, me están llegando todos los honoríficos. Me siento orgulloso del Nacional, este Iberoamericano, los que me han dado los lectores por votación, la consagración que conseguí con el Ateneo de Sevilla con 31 años, el primero juvenil (el Gran Angular), el Torrevieja gracias al cual pude comprar el local del Centro Cultural de mi Fundación en Barcelona… pero todos tienen su historia. Soy como un niño que colecciona cromos, y tengo un gen muy competitivo y a la vez saludable: entiendo que son un juego, gane o pierda.

Si un productor de cine contactara contigo y te dijera que eligieras una de tus novelas para pasarla a la gran pantalla, ¿cuál elegiría?
No sabría elegir cual prefiero. La verdad es que David Menkes estrena en primavera de 2014 «Por un puñado de besos»,que está basada en mi novela «Un poco de abril, algo de mayo, todo septiembre». No solo eso, ya ha hecho dos guiones más basados en sendos libros míos. Me fascina cuando son los demás los que ven eso y le ponen imágenes a mis palabras, aunque hasta ahora me habían comprado unas 15 novelas y nunca había llegado a la pantalla grande (cine y teatro sí). Llevo 40 años oyendo decir que mis novelas son películas, porque soy hijo del cine y he visto todo lo que hay que ver desde que era niño. Pero esto es «Spain», y aquí hay lo que hay. Se desprecia a los creadores de una forma generalizada.

Hablando de premios… ya van ocho ediciones del Premio Jordi Sierra i Fabra de literatura para jóvenes. ¿Se ha visto una evolución en los trabajos presentados? ¿O cada vez los jóvenes escriben menos?
Cada vez escriben más. Empezamos con 70-80, y de los 56 que se presentaron hace cinco o seis años (la cifra más baja), hemos pasado a los 111 de 2012 y los 108 de este 2013. Es una pasada. Este premio ha conseguido su objetivo: poner a escribir, mejor o peor, a los jóvenes de España y Latinoamérica. Sin él quizás nunca hubieran hecho ya su primer libro. Saben que es un premio para ellos y han de aprovecharlo, ponerse a prueba. Esos 108 chicos y chicas se han pasado el verano currando. Son la leche. El nivel es muy alto, aunque, claro, el 90% peca de inexperiencia, sobre todo en la presentación de los textos. Siempre les digo que se fijen más en cómo están escritas las novelas impresas.

¿Se puede vivir en España de la literatura?
Sí, soy la prueba viviente, desde el primer día que edité. Y no sólo yo. Hay muchos más. No miles, pero si decenas. Cuando era niño mi padre me decía que eso no era posible, que nadie vivía de escribir en nuestro país. Siempre me empeñé en demostrarle que todo es posible, que sólo depende de uno mismo y la confianza que se tenga.

Volviendo al pasado, en 2004, se fundó la Fundació Jordi Sierra i Fabra. Una fundación destinada a promover tanto la escritura como la lectura en los jóvenes españoles. Además, ese mismo año, también apareció la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra para Latinoamérica, con sede en Medellín (Colombia). ¿Cómo surgieron ambas ideas? ¿Se están cumpliendo las expectativas?
Lo pasé muy mal de joven. Es duro tener 15 años, un sueño, y que nadie crea en ti, que digan que «es imposible» que lo cumplas. ¿Imposible? No hay nada imposible. Todo depende de ti. Así que me blindé y cumplí mi destino. Pero de mayor seguí viendo gente con el mismo sueño y las mismas dificultades, así que ahí nació la idea de ayudarles, brindarles un apoyo, de entrada con el premio literario, luego con la revista on line www.lapaginaescritra.com. En Barcelona acabamos de inaugurar el Centro Cultural, y en Medellín empezamos 3 personas y ahora somos más de cien. Cada año damos casi 50.000 libros en forma de bibliotecas escolares y seminarios o talleres a más de 100.000 chicos y chicas. Es más de lo que esperaba en un comienzo. En 2010 mis Fundaciones recibieron el Premio Ibby-Asahi de promoción de la lectura, el más importante del mundo.

No podemos pasar por alto el magnífico proyecto de la «Página Escrita», la revista online que se publica trimestralmente a cargo de la fundación. ¿Cómo empezó y que nos ofrece?
Tuve la idea de hacer la revista al empezar la Fundación en 2004, pero entonces estaba solo y era mucho trabajo. No podía con todo. La diseñé tal cual aparece ahora cada tres meses y guardé el proyecto. Ocho años después, octubre de 2012, salió tal cual lo había imaginado, ya con un equipo de gente sensacional en el que nadie, repito, nadie cobra un euro.

¿Es difícil para los autores noveles publicar hoy en día? ¿Editan las editoriales solo a aquell@s que ya están implantados en el mundo de la literatura?
A la primera pregunta la respuesta es sí, muy difícil, sobre todo porque novel va asociado a joven, a veces adolescente, y faltan muchas horas de práctica. Por eso yo recomiendo siempre que se vaya sin prisa, que no es necesario publicar antes de hora, ni recomendable, y que esto es un largo viaje en el que hay que ir paso a paso. Eso si se quiere ser un buen escritor y vivir de esto. A la segunda pregunta: No. Si algo tienen las editoriales de literatura infantil y juvenil es que se leen todo lo que reciben, y si no, están los premios que tienen la mayoría. Otra cosa son las editoriales para adultos, aunque me consta que muchas también leen lo que recibe… siempre y cuando el candidato sea mayor de edad. No hay nada peor que tratar con padres que creen que sus hijos son ya premios Nobel. Ah: en mi caso cada libro que escribo es como si fuera el primero, y paso un examen. Que nadie piense que por llamarse uno JSiF ya está todo hecho. ¡La de libros que me han devuelto!

¿Qué opina sobre el uso de los medios de comunicación en Internet (Twitter, Facebook…) para la promoción de una novela?
Que son geniales, indispensables hoy, aunque algunas veces desmedidos porque, ocultos en el anonimato, hay muchos kamikazes que insultan o dicen barbaridades. La crítica responsable, buena o mala, siempre es útil, aunque cuando yo era crítico musical sólo hablaba de lo bueno, lo que me gustaba. Cargarse cosas es demasiado gratuito, y detrás de cada obra hay un ser humano que ha sudado tinta para hacerla y merece un respeto. Mejor ignorar que cargar las tintas. Más de uno y de una se ha suicidado por una mala crítica o no ha dormido en semanas.

Y por último, ¿qué consejo le daría a alguien que está empezando a escribir?
Nunca, nunca, nunca doy consejos. No sirven de nada. Cada cual ha de buscarse la vida como pueda y sepa. Un médico estudia y tiene un diploma, y lo mismo un abogado o un arquitecto. Escribir no se estudia, se siente. Uno nace escritor. Cada escritor tiene su historia, y es diferente a la de los otros. No hay consejo que valga, sólo creer en uno mismo y pelear cada día de la vida por ese sueño.

Marta Guillén Martínez

Proyecto de Publicitaria&RRPP&Periodista. Me encanta el olor a libro viejo y aprovechar cada oportunidad que se me presenta para aprender algo nuevo. "Comunic@dora" y fan de este ciberperiódico desde 2012.

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