Álvaro Belmonte: «Soy bastante exigente conmigo mismo»

Álvaro Belmonte: «Soy bastante exigente conmigo mismo»
Imagen realizada con la camiseta regalada al alumno por la empresa Google en su visita a sus instalaciones, gracias al programa "Imagine Silicon Vallley"
Estudiante de robótica de la Universidad de Alicante, Álvaro Belmonte.

El estudiante de robótica de la Universidad de Alicante, Álvaro Belmonte, ha conseguido en menos de un año dos grandes logros en su carrera universitaria. En primer lugar, la oportunidad de participar en el programa Imagine Silicon Valley y en segundo lugar ha sido premiado por el Comité Español de Automática por un artículo publicado sobre el tema que aborda en su TFG, lo cual evidencia el futuro que puede trazar este estudiante.

P: ¿Qué te motivó a empezar los estudios que cursas?

R: Actualmente estoy en cuarto de ingeniería robótica y antes hice el bachillerato de ciencias y tecnología en un instituto público. Desde pequeño, parece de película, pero es así, me acuerdo que veía a mis padres hacer las tareas de casa, y entonces les decía si jugaban conmigo, pero me decían que no y que tenían cosas que hacer. Entonces dije pues quiero hacer robots que lo hagan por vosotros, mi madre me dijo que para eso tenía que estudiar ingeniería robótica, que entonces no existía y yo dije pues haré eso. Fueron pasando los años y esa carrera no existía, así que me decantaba por matemáticas, física, industriales… Fue coincidencia que cuando yo acabé segundo de bachiller, hice la selectividad y me iba a ir a valencia a hacer física cuando me enteré de que justo ese año ponían en Alicante ingeniería robótica, primera promoción y única en toda España, aunque hay otros grados que tratan la robótica, el que recibe el grado de robótica, de momento, que no durará mucho solo está aquí en la Universidad de Alicante.

P: ¿Cómo pensaste participar en el programa Imagine Silicon Valley?

R: Yo ni si quiera conocía el programa, así de claro, pero un día me llegó un email del gabinete del rectorado diciendo que les había llegado la oportunidad de recibir información sobre la beca del programa de Imagine Silicon Valley, que tiene lugar en Silicon Valley, San Francisco, Estados Unidos. Cuatro de las plazas eran becadas por la fundación banco Sabadell, con la que al parecer la Universidad tiene algún tipo de acuerdo, y les habían pedido una selección de estudiantes. Entonces la Universidad pidió a las diferentes facultades que facilitaran los correos y nombres de los mejores expedientes de todas las titulaciones. Nos reunieron a todos en el salón de actos del rectorado y seríamos unas 100 personas, entonces Xavi Verdaguer, que es el director del proyecto, nos hizo una presentación de este. Para participar teníamos que mandar el currículum y un vídeo de un minuto y medio presentándonos a nosotros mismos, en inglés, pero no te pedían ningún certificado de nivel. Yo hice el vídeo con ayuda de mi hermana y mi prima, que estudiaron publicidad en esta universidad, que me echaron una mano con el tema de la edición y la grabación, etc. Y lo envié, a ver si tenía suerte y en la fecha que decían que anunciarían a los participantes, me llamaron del rectorado y me lo confirman y yo dije: ¡Ah! Me voy un mes a estados unidos, todo pagado, maravilloso.

P: ¿Sabes cómo fue el proceso de selección para que pasaras a formar parte del proyecto?

R: Primero hicieron una preselección desde la propia Universidad cogiendo a los mejores expedientes de cada carrera, pero no sé si todos a los que nos reunieron en el salón de actos enviaron el vídeo, eso ya no lo sé. Cuando pregunté me dijeron que no miraban tanto el currículum y el expediente, miraban primero el vídeo y si les gustaba ya miraban el currículum, que era totalmente secundario, porque a ellos les daba igual la nota, ya que se trataba de un programa de emprendimiento y de innovación y les interesaba encontrar en los vídeos algo distinto, que se vieran ganas, actitud, creatividad, etc.

P: ¿Te esperabas estar entre los becados del banco Sabadell para la UA?

R: No, es que, de hecho, de la Universidad solo fui yo y el resto de toda España, en total 12. La fundación banco Sabadell daba 4 becas, una era para la universidad, otra para era para un programa de liderazgo de mujeres en la empresa, que se llama WomenCEO de Madrid, otro para la Universidad de Oviedo y otro para EDEM, la escuela de empresarios que hay en Valencia. Esos cuatro salían de ahí y el resto iban becados por distintos organismos, pero todos becados.

P: ¿Había participantes de diferentes países del mundo?

R: No, aunque sí había una chica de Moldavia, pero que vivía en España desde los siete años, los demás éramos españoles, desde los 16 a los 36 años, porque Imagine es un programa de creatividad que tiene dos bases, una en Barcelona y otra en Silicon Valley, fundado por Xavi Verdaguer, que estudió arquitectura e informática y empezó su empresa en España, pero luego quiso dar el salto y se fue a Silicon Valley, donde realizó un master en Stanford y montó sus empresas. Él lo que quería era traer a España la visión que tienen allí del emprendimiento y por eso montó este centro de creatividad, aunque lleva entre manos más proyectos parecidos a este.

P: ¿En qué consistía el proyecto que desarrollasteis?

R: Nos dividieron a los 12 en 4 equipos de 3 y cada equipo se encargó de un reto de algunos de los patrocinadores del programa como, por ejemplo, Audi. El caso en el que me tocó participar a mí era: “Como introducir el emprendimiento y la actitud emprendedora en las aulas”. Nos proponían eso y luego nos enseñaban diferentes metodologías como la lluvia de ideas, pósits por toda la pared, diferentes dinámicas, etc. Fuimos haciendo el proyecto y el penúltimo día lo presentamos en el salón de actos de Google. Nosotros decidimos hacer la primera liga de emprendimiento a nivel universitario, como una especie de concurso para intentar motivar a los alumnos, implicar al profesorado, etc. Lo bueno era que no era una competición en ningún momento entre los proyectos, era cada uno a su proyecto, pero ayudándonos, charlando entre nosotros, etc. No había premio ni ganador, porque el proyecto era una excusa para meternos en la dinámica de: “Tienes que hacer un proyecto gordo en tres semanas”. Al fin y al cabo, lo que más se busca es activarte la chispa de emprendimiento y del trabajo.

P: ¿Realizabais actividades o visitas al margen de trabajar en vuestro proyecto?

R: Nos levantábamos a las 7:00, porque a las 8:00 empezábamos las visitas como las de Google, Apple, Twitter, Netflix, Tesla, etc. Aterrizamos en Los Ángeles, después a las Vegas y de ahí fuimos a ver el amanecer al Gran Cañón, aunque llegamos un poco tarde, también visitamos el Death Valley, el Parque Nacional de Yosemite y al final ya estuvimos semana y media en San Francisco, donde fuimos en bici por el Golden Gate. Tenías que hacer eso, pero a la vez mientras hacíamos las rutas hablábamos todo el rato del proyecto y al final nos hacían contarles cómo íbamos con una presentación improvisada, para hacerte presentar en lugares en los que no estás cómodo. Nos pasábamos el día visitando empresas, haciendo dinámicas y llegaban las 19:00h de la tarde y había que trabajar en el proyecto, pero también hubo pequeños momentos de diversión como cuando hicimos un partido de fútbol entre dreamers (nombre que se les da a los participantes del programa) y el staff. Pero en ningún momento te obligaban a trabajar, yo, por ejemplo, me sentía en deuda, decía: “Estoy aquí a todo pagado y en el programa me piden que haga esto, pues lo menos que puedo hacer es hacerlo”. Cada uno se gestionaba el tiempo libre como quería, pero la mayoría lo dedicábamos al proyecto.

P: ¿Cuándo te dieron el premio del Comité Español de Automática (CEA)?

R: El premio en sí es gracias a que, para mi trabajo final de grado, para lo que es la base teórica y de investigación, escribimos un artículo y lo enviamos al congreso de las jornadas de automática de España 2018, que las organiza el Comité Español de Automática, que a nivel nacional es el más importante que hay en este ámbito. Lo enviamos para que lo publicaran a primeros de septiembre y lo publicaron, con la sorpresa de que, a las tres semanas, a principios de octubre, nos enteramos de que habíamos ganado el premio al mejor trabajo en robótica, pero el diploma nos llegó casi un mes después.

P: ¿Esperabais ganar el premio al enviar el artículo?

R: Yo no sabía que se daba este premio, nosotros mandamos el artículo por publicar la investigación que habíamos hecho para darla a conocer a la comunidad y nos llegó la noticia de que nos habían dado el premio que también tuvo una pequeña remuneración económica a parte del diploma, pero es más a nivel simbólico. A mí, sinceramente me hacía ilusión porque al ser parte de mi trabajo final de grado, es como un aval de que lo que estoy haciendo va bien, que es algo que gusta, que tiene sentido y que es interesante.

P: ¿En qué consiste el proyecto en el que te han premiado?

R: Un robot al fin y al cabo son motores unidos por eslabones de metal y para moverlo, se tienen que mover las articulaciones y para conseguir el movimiento de estas se mandan corrientes al motor. Normalmente, lo más fácil es decirle que mueva una articulación un número de grados, pero eso es poco intuitivo y además se deben tener muy claras las posiciones a las que tiene que ir el robot cuando se programa, por eso hay una cosa que es el control visual que es con información de una cámara, se detecta con visión por computador donde está el objeto que se quiera coger y con una serie de transformaciones matemáticas complejas, se consigue que el robot vaya adaptando su posición para que al final la imagen del objeto quede en una posición determinada, y así no tengas que ir adaptándolo tú. Ese es el control visual tradicional que ya está hecho, pero tiene el problema de que como nadie controla las corrientes que se mandan a cada motor hay articulaciones que sufren más que otras o demasiado y pueden sobrecargarse. Entonces, lo que estamos haciendo es optimizar esos movimientos mediante un desarrollo matemático para hacer el mismo proceso, pero eligiendo como se distribuye el esfuerzo que realiza cada articulación, de forma que la trayectoria que se sigue es más precisa, se ahorra energía y se fastidian menos los motores. Lo más interesante es que es más preciso.

P: ¿Cómo es que cuentas con la colaboración de una empresa para la realización de tu TFG?

R: En febrero, yo estaba en el segundo semestre de la carrera y yo para mi TFG quería hacer algo más gordo de lo normal, que no fuera un simple TFG, me puse en contacto con Jorge Pomares que es mi tutor del trabajo y me comentó lo que estoy haciendo actualmente optimizar controladores visuales. La empresa de Barcelona, PAL Robotics, líderes mundiales en robótica humanoide y tenían una serie de problemas con sus controladores que no eran todo lo buenos que podían ser, y se pusieron en contacto con Jorge Pomares, mi tutor porque sabían que investigaba en temas de control y nosotros les dijimos la solución que podíamos aportar e intentar ver si servía, estuvieron de acuerdo y ya fuimos a Barcelona a la sede de la empresa. A parte de mi tutor hemos puesto como cotutor a Jordi Pagès, jefe de producto del robot que vamos a utilizar para realizar las pruebas. La idea es ampliar lo que hemos hecho en el primer artículo de control visual y añadir el control de la fuerza del robot, para primero probarlo en uno de sus robots en simulación, inicialmente y luego ya probarlo en los robots reales.

P: ¿Cómo te sientes al en tan poco tiempo obtener tanto reconocimiento?

R: Sinceramente, normal. Yo siempre me he considerado una persona normal y corriente y no soy ningún lumbreras, aunque soy bastante exigente conmigo mismo. Simplemente trabajo y hago lo que me gusta, y ya que lo disfruto quiero hacerlo bien, para intentar ser el mejor en lo que hago, aunque sé que es complicado.

https://www.youtube.com/watch?v=JV1KB9rFg9g

 

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Laura Jordà Tomás

4t de Publicitat i Relacions Públiques. Perfil dinàmic i creatiu. A més, clarinetista en projecte.

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