«Searching for Sugarman», un ser humano extraordinario
Música y letras, esos son los únicos elementos de los que se compone la historia del documental ganador del Oscar “Searching for Sugarman”, una búsqueda que empezó a principios de los años 90 a causa de un fiel seguidor del trabajo del cantautor Sixto Rodríguez. Este documental narra toda esa búsqueda…y algo más.
En el momento que supe de la trama del documental de “Searching for Sugarman” me llamó mucho la atención su premisa de encontrar a un músico perdido del que casi nadie conocía en el mundo de la música. He de decir que como persona con conocimientos musicales y de la industria discográfica, este documental se podría definir como el empujón que todo artista necesita para sobrevivir en este mundo, y ganarse la vida haciendo lo que le gusta ya que el documental explora mucho este último tema. Cuando acabé de ver el documental no pude admitir otros sentimientos que los de admiración y respeto por la figura de Sixto Rodríguez.
Como producto cinematográfico, el documental dirigido por el malogrado Malik Bendjelloul está realizado con una delicadeza y una sencillez exquisita. El ajustado y perfecto metraje evoluciona de manera en la que divide la historia en tres partes distintas. La primera nos presenta la figura y el origen de Sixto en el lugar donde todo empezó para él, su personalidad, sus letras, su modo de actuar en el negocio y sus primeros asaltos para lograr publicar su primer disco. En esta primera parte también se adentra en pequeños análisis de algunas de sus canciones del primer álbum “Cold Fact”, una jugada muy astuta del realizador que gracias a esos análisis logra que nos familiaricemos con el primer disco de Rodríguez y recordemos esas canciones al finalizar el metraje. La segunda parte viene compuesta por una mirada al negocio de las discográficas y también de las diferentes culturas entre la ciudad de Detroit donde se movía Rodríguez y Sudáfrica, en donde el artista llegó a alcanzar más populismo entre la gente gracias a sus letras. Entre los productores que salen en el metraje, se deja ver la admiración que sienten hacia la figura de Rodríguez, a la que recuerdan con frescura y nostalgia ya que muchos de ellos le dan por muerto o desaparecido. La tercera y última parte del metraje no la voy a desvelar por la sencilla razón de que me parece una de las cosas más brillantes que pueden ocurrir con una persona que tiene un don especial para la música y para contar historias con ella. Por lo tanto lo dejo a descubrimiento de todo aquel que quiera conocer ese final.
Una sensación muy agradable fue lo que me dejó “Searching for Sugarman”, tanta que al terminar el visionado me puse a escuchar la banda sonora del documental, recorriendo las vivencias que Sixto Rodríguez plasma en sus letras, las emociones que siente, el sonido de una época que nunca volverá creativamente hablando para el arte de la música, en donde los grandes genios daban en la diana con lo que todos pensaban del mundo en el que vivimos y les servía como un refugio para recuperar energías y seguir con el día a día que nos ha tocado afrontar.