«Rush», más allá del biopic

«Rush», más allá del biopic

Cuando vi anunciada la película del director Ron Howard no pensé que me llevaría tan grata sorpresa como en el momento en el que salí del cine tras ver la cinta.
No soy especialmente fan de los biopics, y más desde el chasco de «Jobs«, pero vi algo en esta película que muchas no ofrecen, no se si fue el tema de la fórmula 1, de la potente rivalidad entre Lauda y Hunt o porque simplemente tenía curiosidad por ver como trataba el director de  «Una mente maravillosa» y «El código Da Vinci» este tema.

Se podría decir que el argumento de esta película es bastante simple, dos pilotos de fórmula 1 que siguen una rivalidad paralela por alcanzar la gloria mientras que intentan solventar con los problemas que la fama conlleva, mujeres, viajes, dinero…
Pero hay una cosa en él que hace salga de lo común, de lo establecido, el montaje. Estamos sin duda con una película con un montaje brutal y unos actores excelentes, un Chris Hemsworth y un Daniel Brühl que encajan a la perfección con los papeles originales.

Otro punto digno de mención es el realismo con el que se afrontan las escenas. Todo fan de Fórmula 1 habrá visto en algún momento el accidente que por poco le cuesta la carrera a Lauda en 1976. Howard interpreta la escena de una manera brutal, capaz incluso de adecuar el tono de la imagen con el mismo que había en la década, simulando todo tipo de detalles tanto en el destrozo del coche como en el maquillaje utilizado para las quemaduras y cicatrices del piloto.

Ahora si, hay una cosa de la que debo quejarme como fan de Hans Zimmer que soy. La música pasa totalmente desapercibida en toda la película. El compositor Alemán ha creado una melodía fantástica que no entona del todo hasta practicamente el final. Una música que gana más por separado que junto a la cinta, cosa que no muchas veces ocurre. El tema central «Lost but Won» solo es apreciable al final de la cinta, un final a corde con el resto de la película que deja con los pelos de punta a todo el personal de la sala.

Para concluir, estamos ante una película dotada de un magnetismo increible, capaz de ir introduciéndote en el argumento con pequeños detalles que van desencadenando en un juego de situaciones acabadas en un final con un listón muy alto.
Algo muy sorprendente puesto que el desenlace ocurre sin ningún tipo de acción, es más, los 5 minutos que dura la escena final son puramente de conversación estática. Donde las interpretaciones de Hemsworth y Brühl son más que suficientes.

Jose Pastor Nieves

Comunicador y apasionado del cine y la televisión. Descubridor de nuevos mundos y buscador de nuevas y apasionantes ideas.

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