«La cumbre escarlata», la guarida de los referentes

«La cumbre escarlata», la guarida de los referentes

Guillermo del Toro nos presenta su nuevo film con aires de drama romántico y terror gótico titulado “La cumbre escarlata”, una historia ligada a un romance que se ve perturbada por la presencia de fantasmas y una verdad oculta. Tom Hiddleston, Jessica Chastain y Mia Wasikowska son sus protagonistas.
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La carrera de Guillermo del Toro en el cine como director ha sido como cursar una montaña rusa. Empezó a llamar la atención con sus primeros films “Cronos” y “Mimic” al que seguiría “El espinazo del diablo” donde ya dejaba claro qué marca dejaba en sus films. Siguieron “Blade II” y “HellBoy” de descargaforma correcta pero sin deslumbrar. Y entonces llegó “El laberinto del fauno”, su película por excelencia, y la que marcó un antes y un después en su carrera. Desde ahí, a Guillero del Toro le ha perseguido ese aire de films fantásticos y con giros argumentales que dejan al espectador con una sensación de haber estado en otro mundo. Ahora con “La cumbre escarlata” el director mexicano vuelve a tocar un ambiente muy similar pero en un contexto más antiguo y con un romance gótico como base argumental.

Empezando por la dirección de Guillermo del Toro, diría que según la escena el director despunta más o menos. Tiene momentos muy acertados como la escena del vals entre sus enamorados protagonistas, el caótico clímax en el exterior de la casa sobre la nieve, y por supuesto los encuentros con los tumblr_nq1olmp1xw1qhtpi8o1_500fantasmas. Por el contrario, del Toro peca en algún momento de excesivo en cuanto a metraje, como en todo el primer acto desarrollado en América pues la trama levanta el vuelo al llegar a la tétrica mansión británica. El guion escrito por el propio director y Matthew Robbins (director de la entrañable “Nuestros maravillosos aliados”), es un constante homenaje a momentos del cine más clásico de Hollywood, desde films de suspense como “Rebeca” de Hitchcock, pasando por el terror con títulos inolvidables de “¿Qué fue de Baby Jane?”, “La guarida” o “La leyenda de la casa del infierno”. Claro que esto sólo puede deducirse si el espectador ha visto mucho cine y conoce los clichés típicos de este tipo de historias. De ahí a que su giro de guión llegando al clímax resulte un poco previsible.

Lo más interesante del film diría que son tres elementos muy importantes en este tipo de historias que son el diseño de producción, la fotografía y la banda sonora. Empezando por el primero diré que me ha parecido bastante bien recreado y con el toque “Guillermo del Toro” que tanto se hace notar en la mansión como los ríos rojos de arcilla roja mezclados con sangre, las polillas y obviamente los fantasmas (con esos dedos tan largos, mandíbulas desencajadas, y ojos desorbitados), un diseño que recuerda a la mansión del remake “La guarida” e incluso a la de “Casper”. La fotografía saca partido del citado diseño del film. Sobre todo en los planos generales (atención al empleo de la luz). Y por supuesto la excelente banda sonora de Fernando Velázquez (colaborador habitual de J.A Bayona), que se luce en las escenas románticas entre sus protagonistas e incluso en los créditos finales.
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Y por último destacar a sus tres protagonistas. Mia Wasikowska es la sufrida esposa atormentada por los fantasmas, que realiza una correcta interpretación pero que no llega a destacar al igual que su marido interpretado por Tom Hiddleston. La que se lleva el gato al agua es Jessica Chastain, con una interpretación emulando a las grandes actrices de la época dorada de Hollywood como Bette Davis o Greta Garbo, donde con sólo mirar a la cámara ya te transmitía todo el personaje.

Un film correcto en la carrera de Guillermo del Toro pero no el más brillante. Aun así es de aplaudir la labor de su realizador por llegar a conseguir un proyecto que llevaba persiguiendo más de ocho años.

NOTA: 6,7/10

Adrián Arnáiz Abril

Estudiante de Publicidad y RRPP en la UA. Amante del cine y la TV y realizador audiovisual de hobbie poco común entre la gente normal, pero mola.

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