El cáncer, y las formas de vivirlo

Casi todos conocemos a alguien que ha padecido cáncer, en el mundo se detectan anualmente más de 14 millones de casos, y aunque son muchos los oncólogos que hablan de plaga, no todas las metástasis equivalen a una calle sin salida. Es el tipo de tumor y el estadio en el que se encuentre lo que define las expectativas de vida.

Aunque existan tasas de supervivencia para cada tipo de cáncer, cada caso es completamente diferente al otro. Por ejemplo, en el caso de el cáncer de mama los científicos y médicos reiteran que el porcentaje de supervivencia es hoy muy elevado, superior al 80%, pero cada persona que lo padezca será un caso especial; el cáncer del pulmón es el actualmente el más mortal del mundo, teniendo una tasa de supervivencia a 5 años cerca de un 19%.

Está claro que todos tenemos miedo a esta enfermedad, que anteriormente era considerada incluso tabú. A la mayoría de las personas lo primero que se les viene a la cabeza al escuchar su diagnóstico es la muerte.

Como es el caso de Susan Sontag, escritora del libro ‘La enfermedad y sus metáforas’; premiada con el Príncipe de Asturias de las letras. Tras pasar dos cánceres, al anunciarle el tercero su repuesta fue “¡Pero eso significa que voy a morir!”, relató su hijo.

Lazo conmemorativo del cáncer de mama.

Sin embargo, hay personas que se lo toman de otra forma. Este es el caso de Marisa, que tras ser diagnosticada de cáncer de mama y pasar por una operación para extirparle un pecho, afirma estar magníficamente.

Se toma la enfermedad desde la positividad y la fuerza, y es que afirma: “Lo que más me duele es la actitud de mi familia ante la enfermedad. Lo único que pensé cuando me lo comunicaron fue: que me hagan lo que quieran, pero yo tengo dos hijas a las que ver crecer”.

Para ella el dolor es algo secundario, lo más duro de la enfermedad es ver cómo lo llevan tus seres queridos, la angustia de los demás. Contaba entre risas que cuando le anunciaron la fecha de su operación le dijo a su marido: “Mira por dónde, al menos medio kilito me he quitado para el verano”.

“Cuándo se lo dije a mi nena, de 11 años, lo único que le preocupó fue si iba a estar fea cuando me quedara calva. Ellos lo viven tal y cómo tu lo muestras. Yo nunca he tenido miedo.”, afirma cuando le preguntan cómo reaccionó su familia ante la noticia.

Pero Marisa no es la única que lo vive de esta forma; Rosa cuenta que su madre, que padeció cáncer de mama y riñón también se mostró fuerte en todo momento. Incluso afirma que la familia no sufrió, siguió la vida tal y como era antes de conocer su enfermedad.

“Nosotros no lo pasamos mal porque ella lo tomó así. Decía que al final todos tenemos que morir, que ella no iba a estar preocupándose por eso. Si algo le dolía, siempre se lo guardaba para ella misma, no quería que nosotros lo pasáramos mal.

Madre de Rosa, a sus 67 años, tras pasar por su primera operación

“Yo ya no tengo miedo a estas enfermedades gracias a ella, es mi modelo a seguir” cuenta Rosa orgullosa. Además nos cuenta una anécdota de la noche anterior a su última operación: “Yo estaba tumbada en la cama, llorando y muerta de preocupación cuando la escuché en el salón viendo una película de Lina Morgan a carcajadas. Me hizo reír incluso cuando ella lo pasaba mal.”

Está claro que todos tenemos miedo a que algún día nos diagnostiquen esta enfermedad, pero como cuentan estas mujeres todo depende de cómo la vivas, y de la fortaleza que tengas. Hay personas que se hunden, que no quieren salir de casa, y otras que le plantan cara y intentan disfrutar al máximo su tiempo.

Yo viví esta experiencia al lado de mi abuela, y disfrutó tanto de su vida que me enteré hace poco de la razón de su muerte. Todos los días me cuidó, me hizo reír y jugó conmigo sin poner ni una mala cara. Todos debemos aprender de estos casos, y disfrutar de lo que la vida nos da.

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Laura Jordà Tomás

4t de Publicitat i Relacions Públiques. Perfil dinàmic i creatiu. A més, clarinetista en projecte.

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