«Cenicienta», la magia de Kenneth Branagh
Parece ser que Disney está viviendo una nueva etapa dorada reinventando sus clásicos animados a imagen real, y con resultados muy convincentes. Tras adaptaciones exitosas como “Alicia en el país de las maravillas” de Tim Burton, o la más que correcta “Maléfica” con una genial Angelina Jolie, llega el turno de una princesa Disney como “Cenicienta”. Protagonizada por Lily James, y unas sensacionales Cate Blanchett y Helena Bonham Carter, bajo la elegante y magnifica dirección de un grande del cine, Kenneth Branagh.
Como espectador, cuando vi el tráiler de la película, me sentí dividido entre una sensación de terror por la difícil tarea que conlleva lograr una digna adaptación a imagen real de uno de los clásicos Disney más significativos, y por otra parte una sensación de alivio al saber que el actor y también director Kenneth Branagh iba a hacerse cargo del proyecto. He de decir que salí de la sala encantado. Muy pocas veces una adaptación a imagen real de una película Disney logra superar en más de un momento a su versión animada. Yo vi muchas veces el clásico Disney cuando era pequeño y me encantaban sus personajes, sobre 
todo los ratones que ayudan a Cenicienta y la figura materna del hada madrina. Cuando crecí y la volví a ver después me di cuenta de que el film animado también contaba con una dosis muy llamativa de dramatismo y dureza por parte de la madrastra. En esta nueva versión de Branagh me atrevería a decir que ambos toques de fantasía y drama están muy bien dosificados y tratados de una forma que cuando finalizó la película, la sala rompió a aplaudir y con razón. Cumplió las expectativas y lograron una película muy digna de imagen real al más puro estilo Disney.
Desde un punto de vista más técnico y de realización audiovisual, empezaré aplaudiendo la labor de Kenneth Branagh tras las cámaras. No solamente cuenta con un diseño de producción magnífico, sino que también ha tenido muy buen ojo para el casting y durante el metraje se puede palpar la metodología teatral que el intérprete de Hamlet ha sabido llevar a sus actores y al cine de una forma contemporánea que tanto ha cautivado a las jóvenes generaciones. Una puesta en escena elegante y mágica, sobretodo en la escena del baile de Cenicienta con el príncipe Kit, donde la música y el ritmo del montaje lo convierte en el momento más Disney de la película. El guion está muy acertado para su adaptación a imagen real. Unos diálogos muy propios de la época pero tratados de manera que todo espectador se sienta identificado con ellos y comprenda las intenciones de cada frase. Mención especial a la relación construida con el príncipe y el rey, con unos textos muy representativos que logran convencer de que realmente son dichos personajes. Ya he citado anteriormente el sensacional diseño de producción, y no es para menos. Tanto los decorados como el maquillaje y el vestuario por supuesto, logran con nota transportarnos a esa magia Disney que tanto recordamos (atención al momento en el que el hada madrina crea el traje de Cenicienta). La fotografía recoge de 
manera notable cada momento clave de la trama, y por ello en muchas escenas supera al original. La música de Patrick Doyle, habitual colaborador de Kenneth Branagh, brilla como los zapatos de Cenicienta, destacando en las escenas más dramáticas y nuevamente en el citado baile, con un sinfonismo que eriza la piel. El montaje, si bien no es denso, sí que ralentiza sobre todo al principio del film la trama, pero rápidamente vuelve a coger ritmo hasta llegar al auge final con el famoso zapato de cristal. Lo más destacable de esta nueva versión diría que es su reparto. Desde una dulce Lily James como Cenicienta, pasando por una simpática y alocada Helena Bonham Carter, y un Derek Jacobi como un perfecto Rey y gran amigo de Kenneth Branagh en el mundo del teatro. La que merece una mención aparte es la siempre elegante Cate Blanchett como la madrastra. Su mirada, sus pómulos, su saber estar, todo la convierte en la perfecta actriz para ser la mujer que hace la vida imposible a Cenicienta (el primer plano de ella girando su rostro a cámara bajo una enorme pamela es simplemente brutal). Una interpretación sensacional y llena de fuerza que aporta mucha más credibilidad al film.
Todo ello es la Cenicienta de Kenneth Branagh. Una adaptación que no tiene nada que envidiar a su clásico animado, bueno quizás en las canciones. Pero no obstante es un brillante film dentro de la carrera del realizador británico que pasa con nota el examen de Disney y nos devuelve la magia que sólo el cine nos sabe aportar. Bravo Kenneth.
Nota: 8/10
