Hamburgo: sorpresas en la ciudad-puerto

Hamburgo, la ciudad-estado más grande de Alemania, se yergue majestuosa en las orillas del Elba, cautivando con su vibrante población de 1.841.179 habitantes al 31 de diciembre de 2018. Esta joya del norte, en el epicentro de los transportes y la logística mundiales, ostenta con orgullo el título de tener el puerto internacional más grande del mundo.

El corazón de Hamburgo está entrelazado por sus numerosos canales, superando incluso a Venecia en términos de extensión. Los ríos Alster y Bille serprentean por la ciudad, desembocando en las aguas del Elba que, después de cientos de kilómetros, se vierten en el Mar del Norte. En una ciudad que puede ser fría, pero nunca carente de sorpresas, cada rincón revela algo nuevo, incluso un fugaz rayo de sol.

El centro histórico, con su mezcla de historia y modernidad, ofrece una vista espectacular del Rathaus y el Binnenalster. Hamburgo, asomada al Elba, debe su red de canales a los ríos Alster y Bille, creando una escena urbana que la posiciona entre las ciudades con mayor cantidad de canales en el mundo.

Entre calles acogedoras, se esconden cafeterías encantadoras y lugares perfectos para disfrutar de las típicas Alsterwasser (agua del Alster, y sería cerveza mezclada con Sprite o soda de limón), quizás en las terrazas con vista al Binnenalster. Buen ejemplo sería Alex, que se encuentra en Jungfernstieg y goza de una maravillosa vista. 

Durante la temporada navideña, los Weihnachtsmarkt (mercadillos de navidad) dominan la escena, invitando a los visitantes a saborear el cálido Glühwein (vino caliente) y sumergirse en la atmósfera festiva.

Hamburgo, aparentemente compacta, se revela como una metrópoli impregnada de actividad durante todo el día y todo el año. El barrio de Hoheluft, con su atmósfera auténtica, ofrece un refugio ideal, permitiendo a los visitantes vivir la ciudad en armonía con los habitantes locales sin renunciar a la cercanía al centro y las principales atracciones turísticas.

Saliendo de Hoheluft, una visita a la renombrada panadería Backecht es imprescindible, con sus sedes entre Grindel, Hoheluft y Eppendorf, barrios caracterizados por su arquitectura. A través de Grindelallee, se llega a la Universidad de Hamburgo, a la estación de trenes de Dammtor y, finalmente, a Stephansplatz, la entrada al sugerente parque Planten un Blomen.

Este jardín botánico, creado en 1934 y extendido en 47 hectáreas entre Millerntor y el Congress Center Hamburg, ofrece una maravilla natural. 

Entre el jardín de rosas con más de 300 variedades y el jardín japonés más grande de Europa, el parque es un testimonio de la riqueza botánica.

Durante el invierno, el parque se transforma en pistas de patinaje frecuentadas los fines de semana, mientras que durante los meses de verano acoge conciertos y juegos de agua. 

Junto al parque, un detalle inesperado: la vista de la prisión desde la parade Messehalle, un claro contraste con la belleza circundante.

Recomiendo también una incursión en el animado barrio de Sternschanze, con su gran parque y numerosos bares. Entre ellos, el GoldFishGlas, con su happy hour hasta las 22:00, ofrece una perspectiva única con Mojito y Caipirinhas a 4,50€.

El barrio, siempre animado, también alberga uno de los mejores kebabs, abierto hasta altas horas de la noche y uno de los pocos que acepta pagos con tarjeta.

Continuando hacia el sur, se llega a Reeperbahn, la calle de la vida nocturna. Famosa por sus discotecas y sex shops, esta calle es una declaración de legalidad para la prostitución, condicionada a permanecer en esta zona.

Pueden encontrar una calle exclusivamente abierta a los hombres, en la que se encuentran ventas con el estilo del barrio a luces rojas de Ámsterdam.

A pesar de la animada vida nocturna, Hamburgo es sorprendentemente segura. Cada fin de semana, la presencia policial en las calles más concurridas asegura un ambiente tranquilo y controlado. Otro hecho interesante de la ciudad es su limpieza general y el respeto por el medio ambiente. Es común ver las calles el lunes por la mañana llenas de basura en otra ciudades, pero en Hamburgo, si paseas por Reeperbahn, parecerá como si nunca hubiera pasado nada.

Es una ciudad eficiente, segura, pero definitivamente con un toque frío.