Arrow: más allá de la máscara
Tras una primera temporada repleta de sorpresas tanto para los amantes de los cómics como para la audiencia en general, la segunda temporada de Arrow ha traído una buena carrerilla para continuar el buen nivel que había dejado su predecesora. Ésta tomaba un fuerte arranque empleando como guía argumental muchas de las tramas principales de varios arcos de la compañía DC Comics. Tras varios capítulos se da a conocer una de las claves para la temporada final (el antagonista principal), el cual también se alterna en los flashbacks de la isla, que está presente también durante todos los capítulos. Una temporada marcada por la continuidad y el paralelismo entre el pasado y el futuro que concuerda con los recuerdos del protagonista y da lugar a todas las tramas abiertas durante los 23 capítulos. Las historia se va superando poco a poco, aunque sin duda para mí el mejor episodio hasta la fecha será el número 9, “Three Ghost”, el cual nos va mostrando el viaje del héroe en algo más que una simple serie de acción. Arrow se convierte así en un juego de traición, mentiras y engaños que nos muestran los secretos ocultos de la familia Queen sobre toda la ciudad. Fuera del ámbito del justiciero, la temporada se centra en los peligros que acechan más allá de la máscara y lo que supone llevar una carga tan grande hacia el resto de las personas normales hasta que un peligro más grande aparece. Dentro de todo esto, las actuaciones de los personajes van mejorando capítulo a capítulo (sobre todo de nuestro súper villano el cual evitaré mencionar para no dar pie a spoilers) para ofrecernos momentos realmente especiales dignos de cualquier serie de culto actual. Para terminar, no todo es bueno, como está claro hay capítulos en los que realmente no ocurre nada de provecho y si se vuelven demasiado monótonos: villano aparece, crea conflicto, héroe aparece, soluciona conflicto y salva a personas, de los que se puede prescindir perfectamente. En el apartado técnico está claro que los efectos están bastante más mejorados que los de la primera temporada y la estética está muy bien tratada y cuidada. Lo mejor sin duda son esos pequeños puntos de iluminación que aparecen cada vez que el justiciero hace acto de presencia. Para concretar, Arrow es una serie que profundiza más allá de la propia acción para ofrecernos un thriller de tensión, con toques de ciencia ficción, que ahonda en el drama más profundo de las personas en el momento en el que todo se viene abajo.