Subir las cuotas de autónomos: ¿justicia o castigo?
En los últimos días, el Gobierno ha vuelto a ser noticia por su propuesta de subir las cuotas que pagan los trabajadores autónomos. Según explican desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la idea es que cada autónomo pague en función de lo que realmente gana. En teoría suena justo, pero muchos profesionales no lo ven así.
En España hay más de tres millones de autónomos, según la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA). Son personas que, en muchos casos, se levantan cada día sin saber cuánto van a ingresar y que tienen que encargarse de todo: buscar clientes, pagar sus gastos y cotizar como si fueran una gran empresa. Por eso, una subida de cuotas puede ser un golpe muy duro para quienes apenas llegan a fin de mes.
El Gobierno defiende que la medida hará el sistema más “equitativo”, pero los autónomos temen lo contrario. Muchos aseguran que acabarán pagando más, incluso ganando lo mismo o menos que antes. Además, hay quien critica que se les exija tanto sin ofrecer mejores condiciones, como bajas más justas o ayudas reales para emprender. Personalmente, me parece que el problema no está solo en cuánto se paga, sino en qué se recibe a cambio. Si el Estado pide más esfuerzo, también debería dar más apoyo. Muchos jóvenes, por ejemplo, se lo piensan dos veces antes de emprender porque sienten que ser autónomo es jugársela sin respaldo. Y esto hace que muchos grandes talentos emigren a otros países cuyas leyes favorecen más al emprendimiento y, por ende, los impuestos que paguen serán invertidos en otros países. En cierta medida, dicha subida hará que se generen posibles pérdidas para el país.
En conclusión, esta medida puede tener buenas intenciones, pero no parece el momento ni la forma adecuada, ya que es una medida que busca castigar a los autónomos que más generan, pero van a ser los más desfavorecidos los que se van a ver obligados a cerrar sus negocios debido a estas subidas. Los autónomos son una parte esencial de la economía española y, en lugar de ponerles más trabas, el Gobierno debería facilitarles el trabajo. Si queremos un país con más oportunidades y emprendedores, necesitamos un sistema que motive, no que castigue.
