Rutas Clave, Problemas Pendientes en el Tram

El transporte público en Alicante, en especial el Tram, debería ser un servicio eficiente y cómodo que facilite la vida diaria de los ciudadanos. Sin embargo, en los últimos años, se ha convertido en una experiencia que deja mucho que desear. Dos de sus líneas más transitadas, la L2, que conecta con la Universidad, y la L3, que recorre la costa hacia El Campello, se han convertido en un foco de problemas que reflejan la falta de atención hacia el sistema de transporte público en la ciudad.
Uno de los mayores inconvenientes es la gran cantidad de pasajeros que suelen llenar los vagones, especialmente en hora punta. Los trenes se llenan mucho, lo que dificulta el encontrar un asiento libre y, a menudo, ni siquiera puedes estar de pie sin chocar con alguien. Esta situación afecta tanto a quienes se desplazan hacia la universidad por la L2 como a los usuarios de la L3, que se dirigen a la playa o a la zona costera. Es extraño que estos caminos cruciales no reciban más atención considerando el gran número de personas que dependen de ellos.
Otro problema recurrente es la cantidad de personas que viajan sin pagar sus billetes o pasar sus bonos de transporte público sin sufrir ninguna consecuencia. El sistema de control parece ser ineficaz, y resulta frustrante para quienes cumplen con sus obligaciones ver cómo otros usuarios eluden el pago del billete sin consecuencias. Esta falta de control no solo genera pérdidas económicas a la empresa, sino que también crea una sensación de injusticia entre los pasajeros que cumplen con las normas. Esto da a entender que las multas por impago del billete son inútiles y no son un incentivo o amenaza suficiente como para ejecutar correctamente las normas de uso y tránsito.
La falta de seguridad también es preocupante. Es común ver a personas molestando a otros pasajeros, ya sea con música a todo volumen, conversaciones a un volumen anormal ya sea por teléfono o entre varios pasajeros a pesar de las numerosas indicaciones de permanecer en silencio o mantener una conversación a un nivel auditivo que no perturbe a los demás pasajeros. La ausencia de personal de seguridad en los trenes y en las estaciones agudiza esta sensación de inseguridad, lo que desanima a muchos a usar el servicio.
Otro aspecto que no puede pasarse por alto es la escasa frecuencia de trenes. Principalmente en la línea L3, los tiempos de espera entre un tren y otro son demasiado largos (Unos 40 minutos entre trenes), lo que resulta especialmente problemático para quienes dependen de este medio para sus desplazamientos diarios. A pesar de ser rutas de alta demanda, parece que no se les otorga la suficiente prioridad a la hora de aumentar la frecuencia de paso y la cantidad de vagones necesarios para la cantidad de pasajeros.
Es importante señalar que no todas las líneas del Tram sufren los mismos problemas, como la línea L4 por ejemplo que en este caso si está bien cuidada y el aforo de tránsito es mucho más relajado. Sin embargo, en el caso de la L2 y la L3, la falta de atención es evidente. La L2, que conecta con la Universidad de Alicante, debería ser una de las rutas más cuidadas por la cantidad de estudiantes. Por su parte, la L3, que recorre la costa hasta El Campello, atrae a turistas y residentes que quieren disfrutar de las playas. Es incomprensible que una línea tan importante, tanto desde el punto de vista turístico como local, presente tantas deficiencias, sobretodo teniendo en cuenta que por la misma vía circula la línea L1 que se salta casi todas las paradas para focalizar su dirección a Benidorm y así no tardar más de lo necesario. Esta última línea de tram carece de los problemas de la L3 debido a que a partir de la parada Poble Espanyol el precio del billete aumenta de 1,45€ a 3,90€ y el tránsito de esta línea se ve severamente reducido y a partir de esa estación se enfoca en el turísmo principalmente extranjero. Pero va por el mismo rumbo si no se cuida como es debido.