El Kanka, cantautor español: “Un mundo sin música sería aterrador”

Juan Gómez Canca, más conocido como El Kanka lleva ya cuatro discos a sus espaldas. Se dice pronto, si tenemos en cuenta que El Kanka -ese es el nombre artístico de Juan- inició su aventura hace poco menos de seis años. Lleva un par de meses de no parar. De trenes y autobuses. De entrevistas y fotos. De promoción, en definitiva. Nos ha dado la oportunidad de realizarle una entrevista telefónica y su alegría contrasta con el sonido metalizado del altavoz. Después de unos segundos de espera tras marcar el número, nos acomodamos para charlar un rato sobre su carrera, la situación de la industria musical española y la libertad de expresión en el mundo cultural.

 

P: En primer lugar, lleva ya varios años en el panorama musical, ¿de dónde vino su vocación por la música?

R: La verdad es que me vino bastante tardía puesto que de jovencito no me interesaba la música y es algo que reconozco con vergüenza. Sin embargo, me empezó a interesar a raíz de escuchar a Extremoduro. Además, siempre he tenido una facilidad para la música, nunca he tenido dificultad a la hora de afinar cosa que sorprendió mucho a mis padres puesto que no se lo esperaban y más adelante, me apuntaron a clases de piano durante un año. No obstante, a los diecisiete o dieciocho años cogí un día la guitarra porque daban unas clases gratuitas en mi pueblo y descubrí que se me daba muy bien y que además me encantaba. Poco a poco fui aprendiendo melodías, acordes y sobre todo iba cantando puesto que es la mejor forma de aprender y como me gustaba mucho leer, a los dos meses empecé a componer mi primera canción, que era bastante mala. Y así empecé, fue todo un proceso bastante natural en el que descubrí mi pasión y a mí mismo. Tocar y cantar para mí fue algo terapéutico porque yo era un niño muy tímido y gracias a la guitarra empecé a ser más extrovertido y me ayudó a comunicarme mejor con el mundo.

P: ¿Podría contar alguna anécdota de sus inicios? Ya que los comienzos siempre son difíciles, pero dan lugar a recuerdos memorables y graciosos.

R: Hay muchísimas anécdotas, pero se me viene a la cabeza una contable porque hay muchas otras que no se pueden contar (risas) Me acuerdo de que una vez nos contrataron con un grupo que tenía en Málaga (Los Sobresaltos) en el que yo tocaba la guitarra y cantaba las canciones. Es curioso porque tenía un amigo en el grupo que tocaba el clarinete, una formación un poco rara la verdad. Nos contrataron para tocar en las fiestas de un colegio y nos pagaron unos cincuenta euros. No teníamos nada de equipo, el soporte del micrófono era el palo de un proyector y lo até con cinta aislante y con ello hice lo que pude. Actuamos después de unas niñas del colegio que hicieron un baile con una canción de Uppa Dance y nosotros cantamos canciones de Estopa, de Sabina… Lo más curioso, es que los niños del colegio que pertenecían a un barrio humilde nos empezaron a tirar monedas de cinco y de diez céntimos, pero lo mejor, es que Jesús (el clarinetista) se puso a recoger las monedas y se pagó con ellas el autobús de vuelta a su casa.

P: Ha comentado anteriormente que al poco tiempo de empezar con la guitarra intentó componer una canción. Hoy en día, como cantautor formado, ¿en qué se inspira a la hora de componer?

 

R: Sinceramente creo que eso a la hora de la verdad da un poco igual, lo más importante es que si uno tiene oficio (como es mi caso) al final vas aprendiendo y consigues llevar las canciones a buen puerto. Además, puedes encontrar inspiración en cualquier cosa: en tu pareja y así logras componer una canción en base a ese sentimiento o un día viendo Sálvame, en la frase que lees en un periódico, algo que se dice en un programa y te resulta gracioso… Al fin y al cabo, lo más importante no es tanto la inspiración sino saber trabajar la idea para darle un sentido estético para que así, salga una canción bonita.

P: Y hablando de componer… ¿de todas las canciones qué ha escrito a cuál le tiene más cariño?

R: Eso es como preguntar a qué hijo quieres más (risas) Sin embargo, yo siempre me identifico más con la última que he hecho. Estoy más cerca de los últimos trabajos porque al fin y al cabo cuento cosas de mi vida, cosas que me ocurren, que pienso… y son más recientes. Aunque siempre hay canciones que la gente le tiene mucho cariño y que forman parte de un inconsciente colectivo (aunque sea poca gente porque a mí no me sigue una gran masa) porque las han hecho suyas. Son canciones que les hacen felices y eso me hace sentir muy orgulloso de algunas concretas como Volar o Canela en rama, aunque eso es algo que decide más la gente que yo. En definitiva, yo pongo mi corazón en todas las canciones que escribo porque es lo que me apasiona y por eso me resulta tan difícil decantarme por una ya que, son pedacitos de mí.

P: Es curioso porque dice que no te sigue una gran masa, pero este verano ha actuado en bastantes festivales, ha llenado salas de conciertos… todo con un gran éxito. ¿Imaginó que esto podría ocurrir?

R: No, la verdad es que nunca llegué a pensarlo. En primer lugar, yo empecé en la música por otra cosa, a mí me gustaba cantar y mis primeros “conciertos” eran cantando mis cuatro cancioncillas y covers para mi familia y mis amigos en Málaga. Pero yo me lo pasaba tan bien en los conciertos (pese a mi timidez) que averigüé que me quería dedicar a eso, pero nunca pensando que a dónde iba a llegar ni mucho menos. Sin embargo, poco a poco vas madurando y cambias el chip y comprendes que no es una cosa para pasárselo bien y ya está, sino que es un trabajo serio en el que hay que hacer esfuerzos. Si le dijese a mi yo de pequeño que tocaría en el Viñarock delante de veinte mil personas no se lo creería. Al fin y al cabo, lo que a mí me mueve no es llegar a una gran masa sino vivir dignamente de esto porque es bastante difícil (al principio íbamos el grupo en bus y dormíamos en el sofá de algún amigo y ahora nos podemos alojar en un hotel) Además, yo llevo más de dos años seguidos haciendo setenta conciertos cada año y llevo seis de gira, como verás también apetece tener un colchón para poder parar y descansar. Al fin y al cabo, siempre están a los que les encanta la fama y a otros como a mí, que intentan estar lo más cómodo posible, poder pagarles mejor a los músicos… para poder seguir creciendo.

P: Y entre tantos años de giras y conciertos que suponen un gran esfuerzo y mucha presión, ¿alguna vez ha pensando en dejarse la música y dedicarse a otra cosa?

R: Sí todos los fines de semana (risas) En realidad, dejar la música en sí jamás, porque si fuera fontanero seguiría haciendo canciones en mi casa, aunque las haría para mí o para mis amigos. La música es una de las cosas que más seguro tengo en mi vida, lo que sí me he planteado varias veces es dedicarme a otra cosa y convertirla en un hobbie o hacer conciertos en lugares más pequeños, tocar solo con la guitarra… en definitiva, que suponga menos presión.

P: ¿Y cuál ha sido el concierto que mayor trabajo de preparación le ha supuesto?

R: Me acuerdo cuando preparamos el primer concierto para la Joy Eslava (discoteca del centro de Madrid) porque era la primera vez que actuábamos para un aforo tan grande y era una puesta muy arriesgada. Por tanto, recuerdo que hice millones de entrevistas, trabajé mucho las redes sociales, llevamos invitados al concierto, sacamos merchandaising por primera vez… en fin fueron alrededor de dos meses de locura y de mucho agobio. Es más, llegué a pensar que no estaba preparado para el mundo musical, pero llegué a la conclusión de que no iba a ser siempre así puesto que ese nivel de trabajo era algo momentáneo para conseguir posicionarnos un poco mejor. Pero me dije a mí mismo que si esto iba a ser siempre así lo dejaba y me ponía a dar clases de guitarra para ser sinceros.

P: Y hablando de sus conciertos y de su preparación… ¿tiene algún tipo de manía antes de salir al escenario?

R: No tengo ningún tipo de grito de guerra o algo así. Lo que me ayuda es el tequila, aunque antes bebía ron con Coca-Cola pero me la he dejado porque es muy mala para la salud. Lo que hago es beberme un par de chupitos antes de salir y luego me tomo uno que me dura todo el concierto. Es lo único que hago para desinhibirme y para que se me quite un poco el miedo, soy bastante normalito

P: Y de todas tus actuaciones, ¿cuál es la que más ha disfrutado?

R: En sí yo disfruto siempre en el escenario es muy raro el día en el que no lo hago (a lo mejor algún día que no me haya oído bien por algún problema de sonido…) Pero hay algunos conciertos que por la actitud del público, porque el sonido ha sido muy bueno o por lo que sea ha sido más mágico. Recuerdo uno hace poco en SierraSur (un festival en Zahara de la Sierra, en Cádiz) que fue espectacular porque el festival se hace en un paraje protegido, la iluminación son farolillos en los árboles etc todo dentro del estilo hippie. El concierto fue genial porque habíamos dado un par anteriormente e íbamos “engrasaitos” además el sonido fue brutal y la ubicación era inmejorable. Es más, al acabar el concierto hablando entre nosotros llegamos a la conclusión de que había sido muy bonito, la gente era muy tranquilita… fue una de esas veces en las que coinciden todas las circunstancias para que disfrutemos aún más de un concierto.

P: En su caso no está asociado con ninguna discográfica y llama la atención porque hay una idea generalizada en la que siempre se asocia a la figura del cantante con una multinacional. ¿Por qué tomó esa decisión?

R: Al inicio de mi carrera yo empecé solo obviamente y luego me asocié con María, la chica que a día de hoy es mi mánager y socia y ambos tenemos una empresa con la que llevamos la organización. Sin embargo, nosotros nunca hemos descartado la idea de asociarnos con una discográfica ni siquiera con una multi, es más, he trabajado con la discográfica independiente Maldito Records y con ellos estuvimos un par de años. Además, nos han llegado más propuestas y hemos tenido reuniones, pero simplemente es que María y yo queremos hacer las cosas a nuestra manera y nunca permitiríamos que nadie nos dijera como debo hacer un disco. Sin embargo, no nos negamos a asociarnos con alguien que respete nuestra forma de trabajo y que nos aporte, lo que pasa es que las propuestas que hemos recibido hasta ahora no han casado con nosotros. Por eso mi último disco, lo lanzamos con nuestro propio sello y ha funcionado muy bien es más, hay un orgullo extra en el disco porque sin tener una discográfica detrás, haciendo todo el trabajo nosotros hemos logrado sacar un disco y hemos conseguido posicionarnos donde estamos.

P: Y hablando de su último disco, ¿qué relación hay entre los anteriores y El arte de saltar?

R: Al fin y al cabo, la relación soy yo, lo que pasa es que para mí los discos son como fotografías temporales de un momento concreto. En este caso mis inquietudes son más o menos semejantes (aunque yo intento no hablar siempre de lo mismo) pero existe un sello personal que tiene que ver con quien está detrás de las canciones. Yo nunca me agobio pensando en si voy a hacer un disco conceptual o algo por el estilo, hasta ahora he ido componiendo las canciones en base a los distintos momentos y he ido sacando discos. Al fin y al cabo, las canciones de los diferentes discos son expresiones de los sentimientos que he tenido en distintas épocas.

P: Su último trabajo recibe el nombre El arte de saltar, ¿a qué se debe este título?

R: Realmente el título no se lo puse yo porque no se me ocurría nada a pesar de darle muchas vueltas con mi mánager. Me acuerdo de un viaje en tren en el que estuvimos discutiendo el nombre del disco: si lo titulábamos como alguna de las canciones etc. y nada nos convencía. Finalmente, llamamos Anabel Perujo que es la chica que nos ha diseñado todos los dicos (las carátulas, el interior etc.) y le preguntamos si se le ocurría alguna idea y nos mandó varias y entre ellas estaba el título que escogimos. El arte de saltar está basado en la canción Tienes que saltar que es una de las más personales que he hecho. A través del título, Anabel pretendía hacer alusión a que la palabra “arte” significa oficio, un trabajo que hacemos todos porque a lo largo de nuestra vida siempre debemos apostar por cosas y asumir riesgos, echándole valentía a los retos. Además, también tiene mucho que ver con el propio disco porque lo hemos sacado con nuestro sello y era un riesgo mayor.

P: Hablando de discos y de canciones, ¿si pudiese escoger una canción para escuchar el resto de su vida cuál sería?

R: Yo creo que me hartaría de cualquiera si la tuviese que escuchar todos los días de mi vida. Sin embargo, como canciones eternas que me han marcado son algunas de los Beatles, por ejemplo: Hey Jude es una de mis favoritas o Mediterráneo de Serrat, que me parece la canción más “redonda” que se ha hecho en español.

P: Últimamente el panorama musical en España está desatando mucha polémica, porque muchos cantautores están siendo imputados por las letras de sus canciones. Usted, al ser cantautor, ¿qué piensa al respecto?

R: Yo pienso que es un atraso absoluto, me da mucho miedo en lo que nos estamos convirtiendo. Ese conjunto de leyes concretas que hacen que acabe gente imputada o en la cárcel son reflejo de la sociedad, estamos evolucionando hacia un mundo hipersensible. Hay que ser cuidadosos a la hora de sobre juzgar y a la hora de ofendernos tan rápido porque estamos atacando a la libertad de expresión y por tanto, a la libertad de los individuos y eso es muy peligroso.

P: Para finalizar esta entrevista y relacionado con la pregunta anterior, ¿qué sería para usted un mundo sin música?

R: Se me ponen los pelos de punta de pensarlo… sería un mundo tristísimo. Para mí en concreto, sería el horror porque yo necesito la música para soportar lo horrible de la vida y a mí la música me ayuda en el día a día tanto la propia, como la de otros autores. Me imagino que le pasa lo mismo a mucha gente, la música dentro de las artes quizás es la que más conmueve y la más popular. Cualquier ser humano está en contacto con la música prácticamente todos los días. En definitiva, un mundo sin música sería aterrador.

 

 

 

 

 

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Laura Jordà Tomás

4t de Publicitat i Relacions Públiques. Perfil dinàmic i creatiu. A més, clarinetista en projecte.

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