Becarios en la cuerda floja: Trabajando por experiencia y ¿qué más?

Objetivo: Añadir una linea al CV (y preparar de cara al mundo laboral)
Si hay algo que todo estudiante universitario aprende, tarde o temprano, es que la diferencia entre lo que te prometen en las prácticas y lo que realmente te encuentras puede ser abismal. El objetivo debería ser prepararse para el mundo laboral. La mayor parte de las veces esto no es así. ¡Bienvenido al maravilloso mundo del becariado!
Cuando te hablan de las prácticas en la universidad, te imaginas entrando a una oficina luminosa, con un equipo que te guía y te forma, aprendiendo de los mejores y desarrollando habilidades que te convertirán en el profesional del mañana. Pero la realidad puede ser muy distinta.
A menudo te encuentras con trabajos repetitivos y mecánicos, responsabilidades similares a las de un empleado de tiempo completo pero con sueldo reducido o inexistente, y el clásico «te servirá para el CV» como moneda de cambio universal.
Uno de los mayores problemas es que muchas empresas ven al becario como una solución barata para hacer tareas que nadie quiere. En resumidas cuentas, «Haces el trabajo de los demás sin que te paguen». Claro que hay excepciones y empresas que realmente se preocupan por formar a sus estudiantes en prácticas, pero no siempre es así.
El becario suele ser el encargado de las tareas monótonas que los demás evitan, el que «aprende» a base de ensayo y error sin mucha guía, un trabajador a jornada completa con contrato de prácticas y, a veces, un extra en reuniones donde apenas le explican nada.
No todo es negativo. Personalmente, he tenido experiencias variadas en mis prácticas. Algunas han sido enriquecedoras, me han permitido aprender, desarrollarme y conectar con personas clave para mi futuro profesional. Pero también he tenido momentos en los que me he sentido como un recurso prescindible, alguien que está ahí para hacer el trabajo menos atractivo y nada más.
Las prácticas pueden ser una gran oportunidad, sí, pero solo cuando están bien reguladas y cuando las empresas las ven como un espacio de aprendizaje, y no solo como mano de obra barata.
No quiere decir que las prácticas sean una forma de explotación ni que debamos eliminarlas, pero sí que podrían estar mejor reguladas y ofrecer condiciones más justas para los estudiantes. Porque, al final del día, el objetivo de unas prácticas debería ser aprender, crecer y prepararse para el mundo laboral… y no solo ser «el chico/a de los recados». El objetivo debería ser prepararse para el mundo laboral y no querer huir del lugar cuanto antes.
Para acabar os dejo un video sobre la opinión que generan las prácticas curriculares y como se ven desde dentro. ¡Os animo a verlo!
¿Habéis hecho algunas práticas? ¿Y cómo os fue? De no ser así ¿qué esperáis de las prácticas? ¡Os leo en comentarios! ✌✍