Festivales, ¿diversión o negocio?
Me encanta la música, y en directo todavía más. Desde que tengo uso de razón, casi todos mis recuerdos van asociados a alguna canción.
Asistí a mi primer concierto en directo aproximadamente a los 14 años y a mi primer festival a los 17. Lo recuerdo como si fuera ayer, Festimad de 1996 en Móstoles. Un fin de semana donde actuaban los mejores grupos de rock del momento, no necesariamente los más conocidos, y donde ríos de gente llenaban el parque de El Soto.
No me gustaría parecer el típico mayor cascarrabias que asegura que “todo tiempo pasado fue mejor”, pero la industria de los festivales en directo ha cambiado mucho. De hecho, sigo acudiendo a festivales siempre que puedo.
Hasta hace no mucho tiempo, quizá unos 10 años máximo, lo importante de un festival era la música y todo lo demás era accesorio. Ahora, en la mayoría de ocasiones, me siento un cliente al que solamente intentan sacarle el dinero y la música pasa a un segundo plano.
Expongo las diferencias que me parecen más llamativas:
- FrontStage, VIP, VIP Experience, Early acces, Meet and greet,…
Gástate todo lo que puedas para vivir la experiencia completa. Antes solamente existían dos tipos de entradas, que eran: Entrada anticipada y entrada en taquilla. Esto provocaba que el movimiento de gente en los conciertos era muy fluido, ya que, si te interesaba mucho un grupo en concreto, ya te preocupabas de coger buen sitio y en los que no te interesaban tanto, pues te podías permitir alejarte del escenario sin temor a perder ese ansiado lugar en primera fila. Hoy en día, si quieres ver un concierto cerca del escenario, tienes que adquirir la entrada de frontstage, que es una zona delimitada en el área más cercana donde solamente pueden acceder los que dispongan de ese pase. Esto provoca que en según qué grupos, se generan unos huecos enormes porque quizá la gente que ha comprado ese tipo de pase solamente le interesa el grupo principal. Obviamente pagando un suplemento de precio. También puedes pagar por acceso temprano, zona vip, conocer a los artistas, etc.
- Camping, glamping,…
Seguimos sacándote el dinero. Para los campings de antes habilitaban un espacio anexo al recinto del festival y tú te buscabas la vida, sin ningún tipo de control. Si llevabas tienda mejor y si no, pues a dormir al raso. En la actualidad, para acceder al camping tienes que adquirir una pulsera extra y puedes poner una tienda de campaña de unas dimensiones concretas. Por supuesto no puedes entrar con bebida, ya se encarga la organización de suministrártela a un precio desorbitado.
- Cambio de nombre.
Paga por cambiar el titular de la entrada. Así que, si finalmente no puedes ir al evento, tienes la opción de regalarle la entrada a tu hermana, pero pagando el impuesto correspondiente.
- Pulsera de reacceso.
Esta diferencia, creo que es la que más me indigna. Ahora se han sacado de la manga que, si quieres salir y volver a entrar al recinto del festival, debes comprar la pulsera de reacceso. De esta manera se aseguran de que o bien vas a consumir la comida y bebida que allí se proporciona, a precio de restaurante de estrella Michelin, o bien pagas el reacceso para poder salir al bar del polígono más cercano.
Todos estos “progresos” están denunciados por multitud de asociaciones de consumidores, ya que se consideran un abuso dado que la actividad principal de los promotores de los festivales es vender entradas. Parece que este tema les da igual e incluso cada vez se les ocurre algún anexo nuevo donde poder “mejorar tu experiencia”. La eterna lucha contra las multinacionales.
Ejemplo de esto último: El fin de semana pasado en Alicante, en un festival llamado Rocanrola, han cobrado como parking un descampado del ayuntamiento anexo al recinto del festival.
Igual me estoy haciendo viejo pero, cada vez más, prefiero un concierto en sala pequeña a un gran festival.