El arte del monólogo humorístico

El monólogo es el formato teatral más antiguo de la historia. Sin embargo, esto no ha mermado su relevancia. La mayoría de la población ha visto un monólogo, ya sea por los medios masivos o a través de internet, destacando el cómico. Este tipo de contenido es familiar y ameno, lo que llega a conectar con una audiencia amplia. Es por este motivo que la asociación teatral Dafó Theatrum de Petrer, Alicante, decidió utilizar los monólogos como forma de recaudación, presentando 12 obras inéditas bajo el título “Dafonólogos”.
El arte de la creación es agridulce. Está lleno de bloqueos, frustraciones, sudor y lágrimas. Es un camino que requiere pasión y cálculo a la vez que un sentido de lo que se quiere contar. Si ya de por sí esta es una tarea complicada, la interpretación de lo creado, en este caso un monólogo, debe elevar lo escrito en el papel. A este reto se enfrentaron los actores y actrices de la asociación teatral escribiendo ellos mismos sus textos. Como afirma Chris García Ranchal, actor y jefe del equipo técnico y montaje de escenografía, “el monólogo es un espectáculo que la compañía deseaba ejecutar desde bastante tiempo por su formato dinámico y divertido”.
Sin embargo, muchas son las características que debe tener un buen monólogo humorístico para poder conectar con la audiencia. Primero es tener claro el tema, siendo este relevante desde el principio hasta el final. Luego, el lenguaje debe ser claro y sencillo a la vez que identificable y palpable por el público. Este debe verse representado para así crear una conexión con el tema principal del monólogo. Otro aspecto que destacan los miembros de Dafó Theatrum es la perspectiva: si no está clara y es cercana, es muy difícil que la audiencia responda a las bromas y ocurrencias. Con todo esto en mente, los actores y actrices desarrollaron 12 monólogos totalmente distintos los unos de los otros, pero con algo en común: la cotidianidad.

Por otro lado, la innovación de estas obras no estaba solo en su reciente creación, sino que también en su puesta en escena. Generalmente, la idea preconcebida de la ejecución de un monólogo es bastante rígida: un escenario donde solamente destaca el personaje central que narra el texto. La asociación teatral Dafó Theatrum modifica este paradigma haciendo que todos los personajes se encuentren en un mismo contexto e interactúen entre ellos. Todos los personajes son parte de una misma familia y se reúnen por su cena de Navidad, cada uno tiene su propia personalidad e interactúan entre ellos a medida que avanza la puesta en escena. “Este giro”, como apunta Javier Lorente, uno de los espectadores, “desconcertó en un inicio a los que iban con la idea tradicional de monólogo, añadiendo dinamismo y familiaridad a la interpretación”.
Además, un aspecto importante de la creación del monólogo es la elección del tema. Siempre con la mente en lo cotidiano, los actores, actrices y encargados de redactar cada monólogo debían tener claro lo que querían transmitir y si eso les permitía agregar el recurso humorístico. Una tarea que relaciona el contenido de la pieza y los chistes con los tiempos oportunos, siendo estos cruciales para la ejecución de las bromas y su impacto positivo en el público. Lucía Requena Manso, actriz, comenta, “tratar temas cotidianos te permite estar más seguro en el escenario porque son cosas que al formar parte de tu vida si te equivocas puedes seguir actuando sin problema”. En su caso, ella trató la vida de una estudiante “responsable”, una universitaria de primer año que trabaja, es actriz y que lucha por tener vida social. Lucía opta entonces por encarnar sus propias vivencias en su monólogo, logrando integrar bromas y chistes en contextos que la mayoría de personas pueden llegar a sentirse identificadas.
Siguiendo esa línea, se encuentra el monólogo “Qué bonito es el amor” de Marcos Bernabé Arenas, técnico de vestuario y maquillaje y actor, donde se comentan las situaciones relacionadas con las aplicaciones de citas, destacando Tinder. Marcos Bernabé coincide con Lucía Requena: “La escritura propia suele ser un elemento muy condicionante ya que nadie mejor que uno mismo puede escribir un monólogo con un enfoque personal. Las anécdotas funcionan muy bien con el público. Al final todo cobra sentido una vez se interpreta”.

Asimismo, también hubo monólogos particulares que no entrarían dentro de experiencias comunes, pero que calaron de igual manera en la audiencia. Chris García Ranchal, actor y jefe del equipo técnico y montaje de escenografía mencionado anteriormente, interpretó su monólogo titulado “SuperAutista” en donde mostraba las dificultades que vivía alguien con ese trastorno. Sin embargo, el humor y la forma de tratar dicha temática hizo que el público pudiera reírse a la vez que comprendía los desafíos de alguien del espectro. Otro monólogo destacable fue el de Yohanna Martínez, que a través de su interpretación mostró lo que es la vida de una hipocondriaca y cómo los pequeños comentarios llegan a tener un gran impacto. Ambos monólogos aportaron una diversidad y cambio dentro de la dinámica que establecieron los demás, sin crear disonancia con el contexto común de todos ellos.
Uno de los elementos que más resaltó durante la presentación de los monólogos fue la capacidad del humor para unir al público. La risa, compartida por personas de distintas edades y contextos, se convirtió en el lenguaje común que permitió una conexión genuina entre los espectadores y los actores. Este fenómeno no solo reafirma el poder del humor como una herramienta universal, sino que también demuestra cómo las historias, cuando se cuentan desde una perspectiva auténtica y honesta, pueden resonar en personas con experiencias de vida muy diversas. Durante las presentaciones, las carcajadas se entremezclaban con momentos de reflexión silenciosa, creando un equilibrio perfecto entre entretenimiento y profundidad emocional. Para conseguir ese ambiente, según Marcos Bernabé, “Todo tiene que ser lo más fluido y natural posible, a menos que los cambios sean bruscos. A la hora de memorizar el texto, apunto las intenciones en cada parte y los cambios de intensidad”.

Tras esta primera edición de «Dafonólogos», la compañía ya está planeando futuras entregas que prometen continuar sorprendiendo al público. No solo utilizando el formato de monólogos, sino que también con el estreno de obras de teatro propiamente dichas. Los próximos proyectos no solo buscarán mantener la calidad y la originalidad que han caracterizado esta iniciativa, sino que también explorarán nuevos formatos y temáticas que encanten tanto a los actores como a los espectadores. Estas iniciativas tienen el objetivo de mantener la calidad y originalidad que han definido a Dafó Theatrum y mantener a Petrer como un sitio de interés cultural en el ámbito teatral.