Independizarse: el nuevo lujo que pocos se pueden permitir
Hace unos años, independizarse era una etapa de maduración de los jóvenes hacia la vida adulta, pero en los últimos tiempos se ha convertido en un sueño difícil de alcanzar para la sociedad. En concreto, los que más sufren estos problemas somos nosotros, los jóvenes. Los altos precios de la vivienda hace que los jóvenes se independicen cada vez más tarde. El alquiler se lleva gran peso de nuestro sueldo haciendo imposible poder salir de nuestras casas antes de los 30 años. Por lo que ese sueño de hace unos años atrás de independizarse se ha convertido en un sueño frustrado para nuestra generación.
Los precios de la vivienda suben cada año, mientras que los salarios de los jóvenes siguen estancados. El sueldo medio de los jóvenes de 30 años es 1.025 euros, una cifra muy inferior al salario mínimo interprofesional. La explicación es que muchos trabajamos a tiempo parcial o los fines de semana, hacemos prácticas o, simplemente, sobrevivimos gracias a las becas, aunque apenas cubren nuestros gastos.
Este problema causa que miles de jóvenes no puedan dejar el hogar familiar, proyectos personales, como introducirse a la vida adulta, y limita nuestras oportunidades. Por otro lado, afecta a nuestro bienestar económico y emocional porque crea indecisiónes con respecto al futuro. Metas que antes parecían alcanzables, ahora se ven imposibles. Con ello, vivir con los padres pasa a no ser una elección, sino la única opción.

Por lo tanto, independizarse no debería ser un privilegio, sino un paso al alcance de todos los jóvenes que trabajan y estudian con esfuerzo. Porque no es cuestión de esfuerzo, sino de que el sistema no garantiza las condiciones mínimas para poder llevar una vida independiente con normalidad. Necesitamos soluciones, ya que tener una vivienda no es un lujo o un capricho. Es una necesidad básica y un derecho.
