El impacto de las redes sociales en nosotros, los jóvenes
Hoy en día, las redes sociales forman parte de nuestra vida y se han integrado completamente en nuestro día a día. Su uso tiene efectos positivos y negativos en la sociedad, pero uno de los aspectos más preocupantes es su impacto en la salud mental. Muchas veces no somos conscientes de cómo las redes sociales pueden afectarnos, generando así ansiedad, baja autoestima o estrés. Por ellos, es fundamental aprender a utilizarlas de forma responsable y equilibrada.
Una de las consecuencias más comunes del uso de las redes sociales en los jóvenes es la constante comparación. Aunque muchas veces lo hacemos inconscientemente, este hábito puede tener repercusiones negativas. Cuando navegamos entre publicaciones llenas de éxito, viajes increíbles y cuerpos aparentemente “perfectos”, tendemos a comparar nuestra realidad con una versión idealizada que, en la mayoría de casos, es ficticia.
Este tipo de comparación puede afectar a nuestra autoestima y bienestar emocional, es decir, esto puede llegar a inflar nuestro ego hasta niveles absurdos (si obtenemos mucha aprobación de fuera), o bien, puede generar inseguridad y frustración al sentir que nuestra vida «no está a la altura». Por eso, hay que abordar este tema con conciencia y equilibrio promoviendo un uso más saludable de las redes sociales.

Además, uno de los mayores problemas de las redes sociales es que muchas veces lo que vemos no es real. Editar las fotos ya no significa eliminar una pequeña imperfección, sino modificar totalmente la imagen. Esto no implica que editar esté mal, sin embargo, estar rodeados de contenido tan retocado y perfecto crea una percepción distorsionada de la realidad.
Al intentar alcanzar esa perfección imposible, terminamos sintiendo frustración, inseguridad y baja autoestima. Esta comparación continua puede afectar a nuestra salud mental, haciéndonos creer que no somos suficientes. Por eso, es importante recordar que las redes muestran solo una parte de la vida.
A todo esto, se suma el FOMO, o miedo a no estar al día. Esta sensación aparece cuando creemos que los demás siempre están viviendo experiencias más divertidas que nosotros. Esa percepción genera la necesidad de estar mirando todo el rato el móvil y no dar prioridad a lo que es realmente importante: disfrutar del presente.

Por todo esto, se debe hacer un uso responsable de las redes sociales. No trata de desconectarse por completo, sino de utilizarlas de manera consciente. Aprender a gestionar el tiempo que pasamos en línea puede marcar una gran diferencia en nuestra salud mental y bienestar digital.
Las redes sociales son herramientas muy poderosas, capaces de acercarnos al mundo y conectar a las personas. Sin embargo, hemos llegado a un punto en el que pueden convertirse en nuestro mejor aliado o en nuestro peor enemigo. Por eso, es fundamental ser conscientes de cómo las usamos y cuidar lo que hacemos, vemos y publicamos. Solo así evitaremos que las redes sociales distorsionen la realidad.
