Derecho a la vivienda sí, pero no a costa de otros
En la actualidad el fenómeno de la ocupación de viviendas, ha sido un tema de gran debate en nuestro país. Los medios han fomentado el odio hacia este movimiento, publicando datos diarios de la cantidad de viviendas que se están usurpando, sin que haya solución inmediata, y dando lugar a la frase hiriente de okupas protegidos.
Considero que la ocupación no puede considerarse una vía de escape para justificarse, ni siquiera por necesidad, ya que hay otras maneras de legales de combatirlo. También vulnera el derecho a la propiedad privada y a la seguridad de miles de familias.
En primer lugar, es necesario reconocer a aquellas personas que en la miseria siguen sin violar la ley y optan por seguir las vías establecidas. Aunque muchos intentan justificar la ocupación por necesidad, hay miles de familias en la misma situación que se esfuerzan por seguir la normativa y aceptan las mínimas ayudas sin tener que apropiarse de ninguna propiedad privada.
Tampoco se habla de aquellos propietarios que tras años de esfuerzo se ven encarcelados fuera de sus viviendas, sin poder volver a recuperarlas durante meses o incluso años. Detrás de cada casa ocupada existe una familia o un ahorrador o un heredero que se enfrenta a tramites interminables con la esperanza de, algún día, recuperar su hogar.

Lo mismo ocurre con algunos alquileres. Propietarios que confían en sus inquilinos y acaban atrapados sin recibir ni un solo euro, con sus hogares habitados por unos impresentables cuya ilegalidad carece de repercusiones y a los que se sigue prestando los suministros al haber accedido a la vivienda con contrato.
Al final siempre es el ciudadano común que ha trabajado y ahorrado quien sufre las consecuencias de un sistema que protege más al que abusa que al que cumple.
En efecto, las ayudas sociales no siempre alcanzan, pero convertir una ocupación en una alternativa es ignorar que existen albergues, organizaciones, centros sociales que, aunque insuficientes, ofrecen caminos legales. Si realmente defendemos el derecho a la vivienda, el Estado debe poner soluciones reales o tomar ejemplo de los países del norte de Europa. La ocupación no corrige una injusticia social, sino que crea una nueva. Sin ley y responsabilidad no puede haber igualdad.
