La influencia de los reality shows en redes sociales y su impacto en los jóvenes

La influencia de los reality shows en redes sociales y su impacto en los jóvenes

Hoy en día parece imposible abrir Instagram o TikTok sin encontrarte con algún clip de La Isla de las Tentaciones o Supervivientes. Los reality shows se han convertido en parte de nuestra rutina digital, incluso aunque no los sigamos directamente. Sus momentos más polémicos se vuelven virales, los debates se trasladan a X y, de repente, todo el mundo tiene una opinión sobre las infidelidades, las discusiones o los “triángulos amorosos” de cada temporada. Este fenómeno no solo entretiene. También moldea, aunque a veces sin darnos cuenta, la forma en que los jóvenes percibimos las relaciones, la belleza o el éxito.

En el plano social, estos programas tienen una enorme capacidad de influencia. Muchos jóvenes toman como referencia a los concursantes, imitándolos en su forma de hablar, vestir o comportarse. Los cuerpos perfectos y las relaciones intensas que se muestran crean una idea de éxito basada en la apariencia y la popularidad. Basta con ver cómo frases de los concursantes se vuelven memes o modas en TikTok para entender su alcance. Sin embargo, esa imagen tan idealizada puede ser peligrosa. Refuerza estereotipos superficiales y genera comparaciones constantes, afectando a la autoestima de quienes sienten que “no dan la talla”. Además, se confunde fácilmente el entretenimiento con la realidad, olvidando que detrás hay guion, edición y marketing.

Aun así, no todo es negativo. Los realitys también pueden generar conversación sobre emociones, sinceridad o ética en las relaciones. Algunas veces muestran conflictos que invitan a reflexionar o incluso ayudan a normalizar que hablemos de sentimientos. Además, las redes sociales crean comunidades donde se debate y se comparte humor, lo que demuestra que el público no es pasivo, sino crítico.

En definitiva, los reality shows por influencia, entretienen y conectan, pero también distorsionan la realidad. Como jóvenes, deberíamos aprender a verlos con distancia y sentido crítico, disfrutándolos sin dejar que marquen nuestros valores. Al final, el problema no está tanto en lo que vemos, sino en cómo lo interpretamos.

Aitanaperez

Estoy en la ua y voy a la carrera de publicidad y relaciones públicas

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