El peso del silencio: el femicidio en Italia y la necesidad urgente de llamar a las cosas por su nombre

El peso del silencio: el femicidio en Italia y la necesidad urgente de llamar a las cosas por su nombre

Italia en 2025 enfrenta, como muchos otros países, un problema que no puede seguir siendo minimizado ni relacionarlo con el romanticismo: el femicidio. Aunque todavía faltan algunos datos del año completo, los informes disponibles indican tendencias cada vez más preocupantes que muestran no solo cifras escalofriantes, sino también formas de pensar que contribuyen activamente a perpetuar esta violencia.

Según un informe del Ministerio del Interior publicado en agosto, en la primera mitad de 2025 los homicidios cometidos por parejas o exparejas han aumentado más del 15 % respecto al mismo período del año anterior.

Uno de los casos que ha sacudido al público italiano es el de Giulia Cecchettin. Era una joven universitaria de 22 años que fue asesinada por su ex pareja en noviembre de 2023. Las 75 puñaladas, que el agresor ocultara su cuerpo y el impacto mediático que el suceso generó en toda Italia muestran la brutalidad que puede adoptar este tipo de violencia machista.  Su caso simboliza lo que muchas veces no se quiere ver: al contrario de lo que muchos creen, no es un crimen pasional e inadvertido, sino la expresión más extrema de control y posesión sobre la vida de una mujer. 

Algunos de los mensajes controladores del ex novio y asesino de Giulia Cecchettin. Imagen de primavenezia.it

Pero el verdadero culpable detrás de la espantosa frecuencia de estos crímenes no es el género masculino en sí, sino la cultura inculcada en Italia desde hace siglos. Durante años, regiones enteras han mantenido estructuras patriarcales donde al hombre se le reconoce—todavía hoy—un rol de guardián de la honorabilidad. Tienen la autoridad y la propiedad simbólica sobre la mujer. Desafortunadamente, este tipo de mentalidad persiste en el 2025 en el lenguaje común, en los medios y en la opinión pública.

Lo más grave de este tema es la narrativa que justifica el asesinato como consecuencia del “amor”, es decir, de celos, de pasión desbordada. Son relatos que suavizan y esconden la responsabilidad, pero la “posesión” no es señal de amor. Un hombre no es dueño de la integridad física, emocional o existencial de su pareja. Reclamar ese papel no es algo romántico: eso es violencia. Si los medios, la cultura popular, incluso muchas familias, siguen aplaudiendo frases como “él la quería demasiado”, “era un amor tan fuerte que la mató”, estamos contribuyendo a perpetuar el problema. Italia necesita algo más que condenas ejemplares (como la de Filippo Turetta, asesino de Giulia Cecchettin, quien fue sentenciado a cadena perpetua) para cambiar la realidad.  La justicia llega cuando ya es demasiado tarde y lo que urge es la prevención a través de la educación.

El femicidio, un grave problema que nos afecta universalmente.

Es necesario tomar medidas como evitar reforzar estereotipos que justifican los celos o justifican la violencia masculina como expresión espontánea de pasión. Tenemos que llamar asesinato a lo que es asesinato, no presentarlo como una tragedia romántica. En conclusión, Italia no puede permitir más que los femicidios sean tragedias aisladas que se olvidan rápido . Es evidente que son síntomas de un machismo que no ha sido erradicado, de narrativas peligrosas que siguen legitimando la violencia como expresión de amor. Hasta que la sociedad reconozca que amar no es dominar, no habrá avance real. Hay que actuar, empezando por nombrar los crímenes por su nombre para, algún día, poder llegar al punto en que no haya mujer cuyo derecho a vivir sea condicionado por lo que otro cree tener sobre ella.

Zoeregolini

Hola, soy Zoe Regolini y estudio Publicidad y Relaciones Públicas en el grupo 2 en el curso 2025-26. Vengo de Italia, estudié primero de bachillerato en Alicante y quise volver para poder estudiar aquí de nuevo. El tema de la publicidad siempre me ha generado mucha curiosidad desde pequeña y en el futuro poder trabajar en este sector en el un país que no es el mío sería muy desafiante.

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