¿Bare minimum o princess treatment?

¿Bare minimum o princess treatment?

Antes, el romanticismo se asociaba a gestos grandilocuentes como cartas, serenatas, flores… Hoy, basta con que alguien te responda un mensaje para que se le considere “detallista”.

Hablamos del “bare minimum” o “princess treatment”, la nueva tendencia que cuestiona las relaciones. Esta moda, viralizada en TikTok, mide el amor en función de determinados gestos: si te abre la puerta, es “princess treatment”; si te desea los buenos días o las buenas noches, es “bare minimum”. Pero ¿cuándo empezamos a celebrar lo básico como si fuera algo extraordinario?

Primero que todo, ¿ qué significan estos términos? El “bare minimum” se refiere a las actitudes y las acciones mínimas en una relación: responder mensajes, preocuparte por tu pareja o prestarle atención, mientras que el “princess treatment” implica invitar siempre a tu pareja o abrirle la puerta del coche.

Este fenómeno no es nuevo, pero TikTok lo ha amplificado. Su viralización ha generado una cultura donde el afecto se mide por gestos mínimos y en la que pedir más se interpreta como ser “demasiado intensa” o “exigir mucho”. Es bastante preocupante que no se reconozcan estos actos, sino que se celebren como si fueran la octava maravilla. En muchos vídeos, las mujeres expresan gratitud porque sus parejas les preguntan cómo están o se acuerdan de su cumpleaños. ¡No! ¿Por qué estamos celebrando que nos traten como seres humanos respetables y encima siendo su pareja? No deberíamos conformarnos con lo mínimo que implica una relación sana como si fueran migajas.

En contraste, el “princess treatment” supone una dinámica donde la mujer recibe atención constante, gestos románticos y respeto. Les abren la puerta, les regalan flores, planean citas… Pero este trato también puede ser superficial si no va acompañado de respeto emocional. Abrir la puerta o regalar flores no significa nada si no hay escucha, empatía y voluntad de construir una relación sana. Porque, sin ello, el “princess treatment” solo sería un teatro romántico.

«how men want to be treated nowadays» – user79192279762 (TikTok)

Aquellos hombres que practican el “princess treatment” son etiquetados como “princesos” otro término viralizado por TikTok que mezcla sarcasmo con feminización. En lugar de escucharlos y darles el mismo trato que nosotras mismas pedimos, ridiculizamos a los hombres por salirse del molde masculino tradicional.

Claramente, el intervalo de lo que se considera “bare minimum” o “princess treatment” para cada persona es diferente, puesto que cada relación es un mundo. Pero hay personas que se conforman con muy poco. Tal vez sea porque durante años se les ha enseñado que pedir más es ser difícil, intensa o poco realista. El “bare minimum” se convierte en un premio porque el estándar emocional está por los suelos.

No es pedir demasiado si es lo justo. Pero hay que tener en cuenta que no se trata de exigir lujos ni idealizar el romance, sino de reconocer que el respeto, la atención y el cuidado no deberían ser excepcionales. Deberían ser la base. Pero establecer una base habiendo vivido o presenciado un amor diferente no es fácil, al menos desde mi experiencia. Necesitamos darnos cuenta de nuestro valor como seres humanos, como personas, y no guiarnos por un “si me trata así es porque me lo merezco”. Si no recibimos lo que damos, hay que hablarlo seriamente, hay que establecer límites, hay que comunicar y sobre todo COMPRENDER, porque, ¿ qué sentido tiene hablar si la otra persona no te quiere comprender? Las relaciones no son fáciles. No todo son flores, princesas y unicornios. Hay altibajos, pero es completamente normal. Hay que saber salir adelante juntos, entendiéndonos y apoyándonos siempre.

Por ello si empezamos a pensar en “jope, ojalá me escuchase más”, hay que decirlo. No todos nacen sabiendo lo que quieres o lo que no. Y no, no es “ser intenso”, no es “ser exigente”, no es “pedir demasiado”. El amor de verdad se basa en la reciprocidad, en la atención mutua, en la comunicación, en la comprensión, en el apoyo. Si carecemos de ello y nos conformamos con cualquier WhatsApp diciendo “t kiero bb”, hay que empezar a preguntarnos:
¿Estamos recibiendo lo que merecemos o lo que nos han enseñado a aceptar?
¿Nos sentimos escuchados o simplemente tolerados?
Y lo más importante: ¿estamos dando lo que pedimos? La medida del amor no radica en gestos mínimos ni en etiquetas virales sino en estar presente, en cuidar al otro, en reciprocidad. Y eso no debería ser un lujo. Porque cuando lo básico se celebra como extraordinario, es momento de revisar lo que estamos llamando amor.

xinyu.zhang

Estudiante del grado de Publicidad y Relaciones Públicas, perteneciente al grupo 4 (comunicación y medios escritos), año 2025.

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