María Dolores García es una murciana que reside actualmente en Santa Pola y trabaja como vendedora ambulante desde que era pequeña. Continua con el negocio familiar de su madre, que comenzó en las fiestas hace más de 45 años. Es una mujer emprendedora, fuerte y trabajadora, que siempre ha luchado por su familia y trabajado muy duro para salir adelante. Ser vendedor ambulante no es el mejor de los trabajos, pero es lo suficiente para que pueda sustentar a su familia.
Pregunta: ¿Cuánto tiempo lleva ejerciendo su trabajo como vendedora ambulante?
Respuesta: Pues, prácticamente toda la vida. Porque mi madre era vendedora ambulante antes de que yo naciera y me ha llevado a todos los pueblos, desde muy pequeñita. Aunque, cuando tenía unos 13 años, mientras iba al cole, ayudaba a mi madre a vigilar el puesto para que no nos robaran. Y desde entonces sigo trabajando.
P: ¿Siempre ha trabajado en lo mismo?
R: Básicamente sí. Hubo un tiempo, cuando tenía 18 o 19 años, busqué otro trabajo como cajera en un supermercado, pero lo compaginaba con las fiestas. Pero mi madre necesitaba mi ayuda y tuve que dejarlo.
P: ¿Gana lo suficiente para sustentar a su familia?
R: Sí, gracias a Dios sí. Antiguamente se ganaba más. La gente de los pueblos tenía más dinero y compraban mucho más. Se podía ahorrar durante las fiestas de verano, para que en el invierno que hay menos ferias, poder vivir. Pero ahora por desgracia, como hay más almacenes y centros comerciales la gente va allí y prefiere comprar los productos de ahí. Da para poder vivir medianamente bien, pero sin ahorrar casi nada.
P: ¿Cuántos días trabaja?
R: Normalmente solo trabajo los findes de semanas, porque las ferias suelen ser un fin de semana o durante las fiestas que se celebran en los pueblos. Hay fiestas patronales qué por su lejanía y duración de días, debo quedarme allí. Lo máximo que me he quedado en una fiesta han sido unos 15 días, durmiendo allí y sin volver a mi casa. Durmiendo en la cama que tengo en el furgón o si es en un pueblo al que he ido muchas veces y he cogido amistad, nos suelen dejar su casa
P: ¿Qué horarios suele tener para ir a trabajar?
R: No tengo un horario fijo. Según la lejanía del pueblo al que acuda y la hora de apertura varía. Hay algunas romerías que empiezan muy temprano y me tengo que levantar a las 4 de la mañana, para proceder al montaje del puesto. Tenemos que montar la estructura y colocar el género. Son fiestas que empiezan muy temprano y hay que tenerlo todo preparado antes de que la gente comience a llegar.
P: ¿Cuáles son los beneficios o ventajas que le produce trabajar en la feria?
R: Principalmente es el dinero que gano. Soy autónoma y no dependo de ningún jefe.
P: ¿Y las desventajas?
R: No dispongo de casi tiempo para mis hijas como a mí me gustaría. Cuando yo estoy libre ellas estudian y cuando ellas pueden, tengo que irme a trabajar. Además, cuando me voy muchos días no las puedo ver, solo por llamadas. Es un trabajo muy intenso que me quita mucho tiempo. Debes tener fuerza física para el montaje y luego esperar muchas horas tras el puesto esperando a la gente que compre. Es agotador.
P: ¿Cómo definiría usted la vida del feriante?
R: En general, es una vida dura. Estas en la calle, igual hace mucho frío o hace mucho calor. Tienes que soportar condiciones climáticas que no siempre son buenas, esto es por la época del año y el lugar en el que se celebran las fiestas. Se nota que no estás en tu casa y siempre la añoras. Es duro levantarte muy tempano, acostarte más tarde aun y tener que aguantar esta rutina hasta que la fiesta se acabe. Hay pueblos que están muy lejos y se debe estar mucho tiempo en la carretera y casi siempre de noche, que es la hora de recogida.
P: ¿Hasta qué punto influye la vida del feriante en tu día a día?
R: Es un trabajo al que dedico muchas horas, ya sea trabajando en las fiestas, comprando el género, preparando la comida que vendo y el papeleo que hay que realizar para los ayuntamientos. Incluso te puedo mencionar un día en el que tenía que hacer una romería muy importante y no me la podía dejar. Estaba mi hermano ayudándome en ese momento y ya era el último día. Se acababa el 6 de febrero y estuve hasta las 23:30 de la noche y a la hora y media, las 00:50, nació mi hija. Ni cuando he estado embarazada he dejado las fiestas, no porque no quería, sino porque necesitaba ese dinero.
P: ¿Podría recordar la peor experiencia durante su trabajo?
R: Tengo muchas. Una de las peores fue en el pueblo la Matanza, en Orihuela. Habíamos montado ya el puesto entero y daba lluvia, pero parecía que no iba a llover mucho y lo vecinos nos decían que no pasaba nada. Pero de repente, empezó a caer una tromba de agua super fuerte y junto a truenos. El techo de la parada está hecho con una tela y con el agua que había, se no iba a caer encima. Tuvimos que rajar la tela para que cayera el agua y no se nos cayera la parada encima. Todo el género se nos estropeó y lo tuvimos que tirar a la basura. Pasamos mucho miedo, no sabíamos cuando iba a parar la tormenta y claro estas allí en la calle y no sabes dónde meterte. Sin luz, a oscuras y una de las peores tormentas de mi vida. Además de las veces que nos han intentado robar, pero nunca ha ido a más.
P: ¿Cree que los vendedores ambulantes estáis infravalorados?
R: La gente no valora lo duro que es ser vendedor ambulante. Hay personas que piensan que por trabajar en la calle eres menos que ellos. Hay gente que te ve como si fuéramos tirados de la calle. Piensan que por no tener un establecimiento y estar en la calle nuestros productos son de menos calidad. Aunque también hay gente que te valora y te coge cariño. Por ir siempre a los mismos pueblos coges amistad, te ayudan, a veces nos han traído comida e incluso ofrecido su casa para poder quedarnos a dormir.
P: ¿Cómo es la relación con los otros vendedores?
R: En principio hay mucha unión entre los vendedores, nos ayudamos en lo que podemos. Pero siempre está el típico que no es así. Se cree que es el único que tiene que alimentar a su familia, te quiere quitar el sitio de la parada y le gusta discutir. Son personas que te tienen envidia porque vendes más que ellos y no les gusta. En resumen, haces amigos, yo siempre intento estar en mi negocio y que no vaya más allá el problema con la gente que es así.
P: ¿Ha mantenido alguna vez una disputa con algún otro vendedor?
R: Como he dicho, a mí no me gustan las peleas y si las puedo evitar mejor. Pero debo decir que solo he tenido una en mi vida. Fue con otra vendedora ambulante con la que coincidía en los pueblos que iba, las dos vendíamos productos parecido. Ella, se acercó a mi puesto y comenzó a discutir diciendo que le estaba persiguiendo y que la perseguía para quitarle a los clientes. Pero es no es así, cuando vas a un pueblo es el ayuntamiento el que te niega o no si puedes montar, y es lógico que en algunos pueblos coincidamos si a ambas nos viene bien. La envidia es muy mala, es gente que lo quiere todo para ella y les cabrea que te vaya mejor.
P: Para poder trabajar en los pueblos, ¿el ayuntamiento os suele poner impedimentos?
R: Por lo general, te dan muchas facilidades. Antiguamente no hacía falta solicitar, llegabas al pueblo y el municipal del pueblo hacia un papel donde te hacia pagar casi nada o nada y montabas. Hoy en día tienes que presentar toda la documentación. En la mayoría de los pueblos no hay ningún problema, pero hay otros que si dan y no te dejan trabajar.
P: ¿Le hubiera gustado encontrar un trabajo diferente? Si pudiera elegir, ¿en qué trabajaría?
R: Sí, mi sueño siempre ha sido trabajar en una guardería. Me encantan los niños desde siempre, pero por ayudar a mi madre solo he podido trabajar en las fiestas, decidí aguantar en este trabajo y así sigo.