La publicidad dinámica y sorprendente puede llegar a despertar emociones positivas en casi 7 de cada 10 niños.
Andrea Gomis Seguí / ALICANTE
Los pequeños generan imágenes mentales con los anuncios, a veces asociadas a conceptos como la violencia, la discriminación o la competitividad. La publicidad influye en la percepción que los niños tienen del mundo.
Los más pequeños no perciben el mundo del mismo modo que sus padres, incluso cuando se trata de ver anuncios en la televisión u otro medio audiovisual. Pero, ¿cómo les influyen? Un estudio revela que la publicidad puede llegar a despertar emociones positivas en casi 7 de cada 10 niños. Además, los pequeños encuentran más atractivos aquellos anuncio dinámicos y sorprendentes. El mercado infantil está en permanente crecimiento y se diversifica hacia otras categorías, mercados y segmentos, abarcando desde productos electrónicos, juguetes, golosinas y alimentos hasta indumentaria y destinos turísticos.
La publicidad incide de forma notable en la vida de los consumidores, influyendo en sus valores, en sus pautas de comportamiento, en las modas y en los estilos de vida. La publicidad genera prejuicios, necesidades y expectativas. Con el producto que se compra, también se compran modos de vida y relaciones.
«El uso de la música, los efectos de sonido o incluso los movimientos que hay en un spot despiertan el interés de los niños. En cambio, los anuncios que contienen mucha información les crea estrés y les abruma. El estudio refleja que los niños califican de forma más positiva un producto cuando lo han visto anunciado. Estos spots deben situarse en los programas favoritos para los pequeños o incluso antes de que se reproduzcan los vídeos que ven en YouTube.»
Un programa que le gusta a un niño hace que tenga mejor ánimo. Esta actitud positiva hace que valore de forma más positiva un producto…y que desee tenerlo a toda costa.
En definitiva, el niño se contagia de la emoción suscitada por la excitación de los sentidos y dicha emoción le lleva a imitar esas conductas.