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El precio de ser superdotado

13 marzo, 2019 adrilacueva Leave a Comment

Ser autoexigente y querer conseguir siempre un objetivo establecido puede pasar factura

Ser superdotado es una condición compleja, que suele ser temida, envidiada y casi siempre mal entendida. La mayoría de personas superdotadas, y más concretamente los niños, sueñan con ser como el resto y terminan por invisibilizar su talento o, en algunos casos, fracasar en el colegio. El cociente intelectual medio en la población es de 90-110, considerándose 120 una inteligencia por encima de la media, pero una persona superdotada puede superar la cifra de 130.

“Cuando nuestra hija comenzó el colegio ya sabía escribir su nombre completo y varias palabras, sabía incluso leer. Nos fijamos que se desarrollaba muy bien en música y enseguida nos pidió que le dejásemos tocar un instrumento. Aunque en un principio la profesora dijo que era demasiado pronto debido a la insistencia de la niña ella misma accedió a darle alguna clase y desde aquel momento, con la edad de tres años, nuestra hija toca el piano” cuenta Encarni, madre de una niña superdotada.

Poseer gran creatividad, persistencia en las tareas y gran capacidad de influencia en la gente son las características básicas que definen a una persona superdotada. Sin embargo, en la vida diaria esta ‘cualidad’ implica mucho más. Existen muchos problemas a nivel social a los que los niños superdotados y sus familias tienen que hacer frente. Uno de estos problemas es, y aunque no lo parezca, que estos niños asimilan los conceptos con mayor rapidez que sus compañeros “Si en el colegio explican durante todo un mes las sumas y las restas nuestra hija con una semana tiene más que suficiente, el resto del tiempo se aburre y deja de prestar atención y esto le genera un malestar que hace que no quiera ir a clase”, explica Encarni consternada.

Por razones como esta la superdotación se confunde en muchos casos con el trastorno de déficit de atención y dependiendo de la situación de cada familia puede pasar mucho tiempo hasta que los padres sepan que su hijo es superdotado “Fue con cuatro años cuando la profesora nos llamó del colegio diciéndonos que nuestra hija iba adelantada en muchos aspectos y no parecía una niña normal comparada con el resto de sus compañeros”.

“Ser superdotado es la emoción constantemente a flor de piel y el pensamiento siempre en los límites del infinito” (Siaud-Facchin). La necesidad de aprender es algo innato en una persona superdotada, siempre quieren saber más, necesiten cuestionar, reflexionar y entender lo que les rodea e intentan buscarle un sentido a todo. Esta naturaleza no es bien comprendida en la mayoría de ocasiones y las actitudes que estos niños puedan desarrollar se confunden con ser un genio o un cerebrito, la gente da por sentado que van a tener éxito en la vida, pero la realidad es que “un superdotado no es una persona brillante en todos los aspectos, ni lo sabe todo, simplemente es una persona con más capacidad para ciertas cosas” especifica Encarni.  De hecho, suelen ser muy autoexigentes y cuando no consiguen alguno de sus objetivos se frustran y se deprimen. Muchos se autocastigan y creen no han dado todo lo que podían ofrecer “Nuestra hija siempre piensa que no ha estudiado lo suficiente, cuando tiene exámenes cree que los va a suspender y nuestra respuesta siempre es la misma, si suspendes no pasa nada, pero ella nunca se queda conforme”.

En referencia a la primera parte de la cita de Siaud-Facchin, los niños superdotados se caracterizan por una gran sensibilidad que está presente constantemente en su personalidad y les hace actuar de forma diferente. La emoción les lleva a la empatía, tienen total capacidad para ponerse en el lugar del otro, pero esto también genera problemas, pues muchas veces se ven afectados por hechos y situaciones que para otros niños no supondría ninguna preocupación “Nuestra hija ha venido llorando a casa porque en el cole le han dicho que es tonta. Este tipo de comentarios le afectan mucho y necesita que alguien le explique razonadamente que no lo es para poderse convencer, nunca admite respuestas de tipo ‘porque sí’ o ‘porque no’, necesita una argumentación”.

Por otra parte, a los padres les surgen muchas dudas sobre si su hijo tendrá problemas de adaptación, de relación con otros niños, de aislamiento o rechazo en el colegio por lo que muchos optan por mantener en secreto las altas capacidades intelectuales de sus hijos o compartirlo únicamente con el círculo familiar. Les suele afectar que otras personas no entiendan la situación o que en las clases se le exija más a un niño por ser superdotado. “El tema de la superdotación es un tema tabú, te da reparo. Cuando supimos que nuestra hija era superdotada sentimos gran alegría y orgullo de que tuviera una capacidad que nosotros nunca hemos tenido, pero también fue una reacción de temor y, sobre todo, de muchas dudas. Pensamos que cuando no se le diera bien algo la gente recurriría a lo fácil y haría comentarios del tipo ‘¿pero tu hija no es superdotada?’, ‘¿no se supone que lo sabe todo?’ Es por evitar este tipo de situaciones por lo que decidimos no contarlo, lo sabe nuestro círculo más cercano y poco más”.

Los niños superdotados no pueden ser ellos mismos con otros niños. No pueden hablar de las mismas cosas, sus temas de conversación son más adultos y el diálogo que tienen con niños de su edad les parece ambiguo y sin sentido. “Nuestra hija siempre ha encajado mejor con gente más mayor. Además, cuando está con niños más pequeños que ella se dirige a ellos como si la diferencia de edades que les separara fuera mucho más grande, como si ella fuese más mayor”.

Dirigiendo el tema hacia la docencia, son muchos los casos en los que, tanto los profesores como los propios centros escolares, no están suficientemente preparados para educar a estos niños ni para orientar a los padres. “En el colegio en el que estaba nuestra hija, tras hablar con la psicopedagoga, lo único que hicieron fue mandarle más deberes para casa. Si en el cole a los compañeros les mandaban una ficha de deberes a ella le mandaban cuatro».

Mandar más trabajo o ascender de curso son las acciones a las que los centros educativos recurren en estos casos. Como los demás niños, los superdotados también necesitan una educación y una organización. El problema aparece cuando en los colegios no se utilizan los medios adecuados para el desarrollo de estos niños, “el único apoyo que tuvimos fue el de una de sus profesoras que se involucró en el tema y buscó información para ayudarnos, pero finalmente decidimos cambiarla a un colegio donde nos aseguraron que no habría problema en hacerle una adaptación curricular”, recuerda Encarni.

Existen centros donde los niños con superdotación intelectual pueden realizar actividades de enriquecimiento que les permitan desarrollar su creatividad y motivación. Estos centros tienen aulas especiales para que los niños puedan relacionarse entre sí, al menos unas horas a la semana, y asistir a clases específicas de ampliación de conocimientos en las asignaturas más importantes, pero existe un inconveniente “por desgracia no nos lo podemos permitir pues son centros privados y por ir una hora a la semana nos puede costar 500 euros al mes”, cuenta Encarni.

La mayoría de los niños superdotados no saben que lo son, pero sí se dan cuenta de que se diferencian del resto. “A nuestra hija le hemos dicho es que es una niña especial, cada vez que tiene un problema con un compañero en el cole le decimos que no se lo tenga en cuenta, que ella piensa en cosas que otros niños no piensan y que en el día de mañana eso le ayudará por lo que no debe pensar que es un problema”.

Otro gran misterio es cómo se informan los padres cuando se dan cuenta que su hijo es superdotado. La mayoría suelen acudir a los centros escolares o asociaciones en busca de información que les pueda ayudar. En su caso en particular, Encarni encontró gran parte de la ayuda en la red social Facebook. “Hay paginas muy buenas que distinguen entre conceptos y términos que nos solían confundir. Gracias a este tipo de páginas hemos visto las experiencias de otros padres y los consejos de los profesionales y los hemos intentado aplicarlo en el día a día para que nuestra hija lleve una vida normal.”

“A pesar de todo, nuestra hija es feliz, hace lo que le gusta, intentamos darle todo lo que podemos, y convencerla de que no es más ni menos que nadie. Todavía tiene siete años, en un futuro ya veremos como se desarrolla la situación, mientras tanto, lo importante es continuar con el día a día”.

Filed Under: Estudio, Inform@ndo, SociedadTagged With: 2017, Alicante, colegio, creatividad, educación, empatía, niño, niños, superdotación

adrilacueva

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